La era digital deja un único Blockbuster superviviente

Si creías que los videoclubs eran cosa del pasado, aún existen bravos defensores de la última frontera que nos separa del olvido analógico.

La era digital deja un único Blockbuster superviviente
Este es el último reducto de los extintos videoclubs. Willamette Week

A veces no nos damos cuenta de cómo pasa el tiempo, y mucho menos de lo viejos que empezamos a ser algunos, como el que escribe estas líneas. Que yo recuerde la época donde iba, todas las semanas, a visitar un establecimiento donde te dejaban una película por uno, dos o tres días, para luego tener que devolverla, es síntoma de que mi cerebro tiene acumulados recuerdos del siglo pasado. Bueno, eso y que he conocido de primera mano la expansión de los videoclubs, las cintas VHS, incluso aquellas Betamax que se desplomaron, y las maniobras temerosas intentando sacar una de esas cintas del reproductor empeñado en tragárselas.

Blockbuster, el unicornio del mundo analógico

Todo lo descrito en el párrafo de introducción era una manera de entrar en el asunto que concierne a esta noticia y que no es otro que dentro de unas semanas, a finales del mes de marzo, cerrará otro establecimiento Blockbuster, según la información que hemos podido obtener del medio de comunicación The Verge. La tienda de películas que bajará la persiana se encuentra en Australia, con lo que el único establecimiento en pie en Estados Unidos, el situado en Oregon, será el que mantenga el nombre de Blockbuster en pie.

Netflix encabeza el ejército que ha destronado a los establecimientos de alquiler

No es de extrañar la destrucción de este tipo de establecimientos, ya que las pautas de consumo multimedia en este nuevo siglo han cambiado de tal manera, que no concebimos ver una película, serie de televisión o cualquier otro tipo de contenido multimedia si no es a través de nuestros dispositivos móviles o los servicios de streaming pertinentes. En la edad de oro de Netflix, regentar un videoclub es comparable a luchar frente a un monstruo de tres cabezas con un palo que le acabas de quitar a tu perro. Al menos a algunos nos quedará siempre el recuerdo de coleccionar películas por devolver y tener que llevarlas de estrangis para no abonar el retraso.

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