Crean un lanzallamas que escupe fuego a través de un dron profesional

Los drones se han convertido en una de las tecnologías que cuentan con un mayor potencial de crecimiento en la industria. Sus múltiples usos que podrían tener en un futuro son, sin duda, su principal carta de presentación para que nuevas empresas se lancen a conquistar este mercado. Ahora bien, ¿son todos sus usos positivos para la sociedad?

En términos comerciales, cuando hablamos de este tipo de elementos, solemos asociarlos con el ecommerce o la contribución en tareas de rescate, entre otras opciones. Algunos de los mejores ejemplos nos lo muestran Amazon con su dron repartidor o el equipo de rescate que ya está siendo probado en las playas. ¿Y si, por ejemplo, pudiésemos incluirlos en el ámbito militar o con herramientas un tanto peligrosas?

Esto es justo lo que se ha propuesto una compañía estadounidense. ¿Qué sentido podría tener equipar esta herramienta en las manos equivocadas? La disposición de este producto podría tener una función útil en el ámbito de la agricultura, pero lo cierto es que puede generar incendios de gran envergadura en apenas unos minutos. Su nombre es TF-19 WASP y ya está comercializándose.

Quizás, lo más lógico hubiera sido imaginar la creación y distribución de un dron con un depósito para incluir agua, pero esta plataforma está especialmente diseñada para soltar un chorro de fuego cuando así lo ordena un operario de forma remota. ¿Puede este lanzallamas servir de utilidad en cualquier situación o debería estar limitada su compra?

Veamos cómo funciona este proyecto y por qué algunos usuarios ya lo ven como un producto más peligroso que la pistola creada por Elon Musk hace un tiempo, el lanzallamas de The Boring Company. ¿Tiene justificación su adquisición o es un producto que debería estar prohibido? Estos son sus alicientes.

El dron lanzallamas que ya puedes comprar en Estados Unidos

En plena época estival, los montes son una atracción para las personas con mentalidad pirómana. La forma de actuar de estos delincuentes radica en la creación de diferentes fuegos en zonas concretas para generar un incendio descontrolado con un coste millonario y la pérdida de bosques. Este tipo de actitudes, con un dron, podría tener un efecto todavía peor.

Throwflame es la empresa que se ha encargado de su producción. Según se puede observar en el canal de YouTube de la firma, el dron no es muy diferente a lo que podemos encontrar en un mercado de productos de este estilo. Teniendo en cuenta que el TF-19 es una opción con características propias de un modelo de uso profesional, su principal cualidad radica en la disposición de una plataforma anexa.

Un depósito situado sobre raíles y una especie de tubo son las únicas diferencias que permiten identificarlo como un lanzallamas. El sistema de encendido es muy sencillo, ya que basta con apuntar y accionar un botón para que se cuente con una llamarada al instante. ¿Las conclusiones? El vídeo muestra a la perfección cuáles son las consecuencias de apretar el gatillo.

Y bien, ¿cuál es el objetivo oficial que se pretende perseguir con su producción? El ámbito de trabajo sobre el que pretende desempeñar una función es el de la agricultura. La quema de tierra inservible puede ser consumida de forma más controlada con este sistema, algo que queda secundado por las múltiples utilidades que se pueden hacer desde una perspectiva contraria.

Un funcionamiento que debería requerir un mayor control de las autoridades

Entre las cualidades de esta curiosa y peligrosa tecnología cabe destacar una capacidad de llamarada de casi 10 metros y la posibilidad de mantener el sistema activado durante un máximo de 100 segundos, momento en el que el depósito de combustible dice basta. A decir verdad, con unos pocos segundos ya se puede conseguir prácticamente cualquier quema que se pretenda realizar.

Ahora bien, ¿qué precio tiene para garantizar que su público objetivo está especialmente dirigido a las empresas? Cada una de las unidades tiene un coste de 1.500 dólares. No obstante, esto solamente incluye la plataforma que convierte a este dron, un DJI S1000, en una máquina para la quema de prácticamente cualquier material al instante.

Teniendo en cuenta que cada unidad de este modelo supera fácilmente y de forma muy holgada los 2.000 dólares, podemos hacernos a la idea de que estamos ante un producto con un público objetivo muy específico. Aun así, lo lógico debería ser que fuese incluido en la lista de productos peligrosos, debiendo exigir pruebas psicotécnicas para su uso en buenas manos.

Esperemos, por tanto, que esta tecnología solamente se ponga en buenas manos para evitar la estandarización de incendios en el medio rural.