El ministro de ciberseguridad de Japón admite no haber usado un ordenador en su vida

El nuevo ministro se mostró dubitativo al tener que responder a algunas preguntas relacionadas con la tecnología.

El ministro de ciberseguridad de Japón admite no haber usado un ordenador en su vida
El nuevo ministro de ciberseguridad de Japón no es muy experto en tecnología precisamente. ABC News

Lo normal en la elección de un ministro es que dicha persona tenga algunos conocimientos sobre la tarea a la que se va a dedicar. Esto no es precisamente lo que ha pasado con el nuevo líder de la ciberseguridad de Japón, Yoshitaka Sakurada, que asegura que lo suyo no es la tecnología.

Las declaraciones del ministro no han pasado para nada desapercibidas y han creado ya un escándalo comentado en todo el mundo. Sakurada puede ser el nuevo encargado de ciberseguridad, pero él mismo confirma que no ha tocado un ordenador en toda su vida.

Ciberseguridad sí, tecnología no

Tal y como leemos en The New York Times, el propio Yoshitaka Sakurada se ha quedado en evidencia al comentar sobre sus nulos conocimientos en la materia ante diputados independientes y políticos de la oposición.

Es normal que muchas personas no hayan usado un ordenador durante su vida, pero la cosa se pone extraña cuando hablamos del mismísimo ministro de ciberseguridad de Japón. Ante la rareza de su situación, Sakurada explicó que le encarga las tareas informáticas a los empleados del negocio que maneja de forma independiente desde hace 25 años.

Al recibir su nuevo cargo, Sakurada tuvo que hacer frente a preguntas relacionadas con las tecnologías, aunque no consiguió salir muy airado de ellas. A las cuestiones sobre el uso de memorias USB en plantas nucleares, algo no muy recomendable, el ministro dijo que no conocía bien los detalles y que sería mejor que las respondiese un experto.

Sus palabras denotan que seguramente el ministro de ciberseguridad de Japón no sepa ni qué es un USB. La reacción de los legisladores que presenciaron esas declaraciones fueron, con casi toda probabilidad, muy similares a las nuestras, repletas de incredulidad.

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