Esta app nació para que la gente pudiese alquilar su piscina, pero no ha traído más que problemas
Las piscinas alquiladas suelen acabar siendo el epicentro de fiestas multitudinarias.

Cuando empezó a popularizarse Airbnb, muchas cadenas de hoteles la identificaron como un peligro inminente, y tenían razón. Los nuevos formatos de alquiler de vivienda vacacional entraron muy fuerte, y hoy en día mucha gente utiliza la aplicación para encontrar alojamiento cuando se va de escapada. Una idea parecida tuvieron los creadores de Swinply, solo que en vez de funcionar como una app de alquiler de vivienda, servía para alquilar piscinas.
La app se lanzó en 2018 en diferentes territorios de Estados Unidos, Canadá y Australia, y el estallido de pandemia les vino como anillo al dedo. Ante el cierre de muchas piscinas públicas, Swimply empezó a cobrar popularidad tan pronto como se empezaban a levantar las restricciones. En la app tienes un catálogo de piscinas que particulares alquilan para fiestas o todo tipo de actividades, y por las que cobran una tarifa que suele ir de los 25 a los 100 euros por hora.
El problema es que, en algunos estados en norteamérica, la popularidad de la app ha generado muchos roces en las comunidades de vecinos, sobre todo desde que se levantaron las restricciones del COVID. En el condado de Montgomery, el más poblado del estado de Maryland están los vecinos muy disgustados ante el ruido y aglomeraciones que se producen en los barrios por culpa de alquileres en Swimply. Se quejan que todos los fines de semana se provocan atascos en las carreteras principales y que se realizan fiestas multitudinarias que generan gran cantidad de basura y de ruido.
Fiestas multitudinarias casi todos los fines de semana
La aplicación equilibra un éxito tremendo con muy mala prensa, y todo apunta a que pronto se intentará regularizar en EEUU. El año pasado, una niña de 7 años fallecía en una piscina que una familia había alquilado a través de Swimply, lo cual desató un torbellino mediático. La compañía defendió que se instruye a los propietarios sobre las medidas de seguridad obligatorias, pero no ofreció demasiados detalles. Además ha habido casos donde familias se encuentran con sus piscinas privadas publicadas en Swimply sin permiso, y en algunos casos se han registrado denuncias por allanamiento de morada que han surgido de estafas dentro de la app.
La idea de la aplicación no se diferencia demasiado de lo que presenta Airbnb, pero al final muchos de los arrendamientos desembocan en fiestas multitudinarias. De momento las polémicas han sido un gran impedimento para que la app se distribuya por más territorios, y por ahora no hay planes de que llegue a territorio europeo.