Aaron Cohen, exadministrador en la NASA, aseguraba que "el espacio es un negocio arriesgado" y puede dar buena fe de ello
Su testimonio es recogido en un libro que relata uno de los primeros desastres aéreos del programa espacial de Estados Unidos

Seguramente, ni el nombre de Aaron Cohen ni el de Giani Cano te suenan de nada. Sin embargo, su historia está íntimamente relacionada, aunque tenemos que viajar en el tiempo hasta finales de la década de 1980 para poder contarte una historia que involucra un accidente de un trasbordador espacial y un testimonio que ya forma parte de la historia, no solo de la NASA, sino de la exploración del espacio exterior por parte del ser humano.
Los peligros de la conquista espacial
Corría el año 1986, cuando el programa del trasbordador espacial de la NASA llevó a cabo un hito histórico: incluir en la tripulación del trasbordador Challenger a un civil por primera vez. El vuelo número 25 de este programa fue denominado como STS-51-L y se programó para ser lanzado al espacio el 28 de enero desde el Kennedy Space Center en Florida. Si conoces un poco de historia de la NASA, ya sabrás lo que sucedió después. Si no la conoces, seguramente podrás adivinarlo.
Efectivamente, segundos después de su lanzamiento, el Challenger explotó en el aire, con la sospecha de que un fallo en el sellado de una junta tórica fue el causante del estruendoso accidente. Esta historia está narrada en primera persona por Giani Cano, quien escribió el libro Beside The Launch Pad: Eyewitness to the Space Shuttle Challenger 51L Disaster, que puedes adquirir en inglés en Amazon.
Pero, ¿dónde entra Aaron Cohen en el relato que te estamos contando? Resulta que el exadministrador de la NASA, que falleció en el año 2010, ya trabajaba para la agencia espacial estadounidense en aquel momento y, además, es dueño de una de las frases más recordadas del libro de Giani Cano. Entre sus páginas, el escritor escribe una conocida declaración de Aaron Cohen:
Admitámoslo. El espacio es un negocio arriesgado. Siempre consideré cada lanzamiento como una explosión apenas controlada.
Giani, por cierto, no es un mero editor de los testimonios obtenidos de otras personas, sino que fue testigo directo del accidente del Challenger. Tal y como asegura en la sinopsis del libro, fue seleccionado como parte del equipo de ingenieros que trabajaría en la plataforma de lanzamiento 39B y pudo tener entrada VIP a uno de los accidentes más recordados en el seno de la NASA.
De hecho, la imagen que ilustra la portada de su libro es una instantánea que él mismo obtuvo aquel día con su cámara de fotos. Como dato final, por muy conspiranoico que pueda sonar, el propio Giani Cano asegura que la NASA confiscó la cámara y reveló el carrete. Entonces, ¿cómo obtuvo la imagen? Tendremos que creer su palabra. Lo que está claro, es que es una realidad que el espacio es un peligroso negocio. Pero también uno extremadamente emocionante.

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