Así es como los humanos y los alienígenas podrían usar los agujeros negros para conseguir energía
Tal y como diría Arthur C. Clarke, "cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia"

Nuestra civilización depende de la energía para continuar evolucionando, no solo en la Tierra sino en su incansable exploración espacial. Cada vez necesitamos fuentes de energía más potentes y es por ello que algunos científicos se plantean si sería posible extraerlas de un agujero negro. ¿Una idea imposible o un reto tecnológico al que aún no podemos acceder? Un preartículo publicado en arXiv nos invita a conocer los métodos más destacados.
Extrayendo la energía de un agujero negro
A pesar de que la mayoría de nosotros pensamos en los agujeros negros como devoradores de mundos, la realidad es que también esconden una fuente de energía tan colosal que podría alimentar a multitud de civilizaciones, ya sea la nuestra o cualquiera de procedencia extraterrestre. Ya por el año 1969, el físico Roger Penrose propuso una interesante idea al respecto: extraer la energía de un agujero negro rotatorio, también conocido como agujero negro de Kerr.
El plan del científico, conocido habitualmente como el proceso de Penrose, implicaba el lanzamiento de un objeto hacia la ergoesfera del agujero negro, la región anterior al horizonte de sucesos. El objeto se dividiría en dos fragmentos, uno de los cuales caería en su interior, mientras que el otro se escaparía con más energía de la que había entrado. Como resultado obtendríamos energía neta extraída y un agujero negro que habría perdido ligeramente su rotación. Sería, en resumidas cuentas, de un robo gravitacional cósmico.
Sin embargo, existe otro proceso que explica cómo es posible que algunos agujeros negros lancen chorros de plasma a enormes velocidades y es el conocido como mecanismo de Blandford-Znajek. Este proceso implica que los discos de gas caliente alrededor del agujero negro se ionizan, creando campos magnéticos que canalizan la energía en forma de esos chorros de plasma. Pudiendo dominar ese flujo, obtendríamos el equivalente a una turbina cósmica de altísimo rendimiento.
Otra manera de obtener energía de un agujero negro, en este caso para impulsar naves espaciales, tiene que ver con el concepto hipotético del halo drive. Fue ideado por el astrofísico David Kipping y consistiría en enviar un rayo de luz alrededor de un agujero negro en movimiento y recogerlo cuando regresa con más energía, gracias al efecto Doppler gravitacional. Con este método, una nave podría alcanzar el 133% de la velocidad a la que gira el agujero negro.
Evidentemente, estas maneras de aprovechar la energía de un agujero negro son teóricas y lo seguirán siendo durante siglos. La tecnología necesaria para convertirlas en realidad está realmente fuera de nuestro alcance, con el desarrollo tecnológico actual. Eso sí, tal y como decía Arthur C. Clarke, "cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia". ¿Quizás alguna civilización alienígena ya está llevando a cabo alguno de estos métodos?