China acaba de terminar su nueva "Gran Muralla": es de color verde y protegerá al país del cambio climático
China acaba de terminar otra Gran Muralla de 3.000 kilómetros de longitud que protegerá el país del cambio climático. Es una muralla construida con árboles para evitar que el desierto avance

China es el país que espera alcanzar a ser una potencia mundial y superar a su mayor competidor: Estados Unidos. Pero más allá de guerras comerciales con los estadounidense, la república asiática también está llevando a cabo importantes proyectos en su territorio. Entre ellas ha conseguido crear varias “grandes murallas”, una produce energía, pero la nueva protege el país del cambio climático.
China se ha convertido en el país de las super infraestructuras. Así es que tienen el puente más largo del mundo y también el tren más rápido. Ahora no solo han construido una Gran Muralla ecológica y verde, sino que la misma dispone de más de 3.000 kilómetros de largo. ¿Para que sirve? Pues como han contado Xinhua, un medio nacional chino, esta estructura levantada a la plantación de árboles sirve para evitar que el enorme desierto de Taklimakan siga expandiéndose.
China defiende a su población de los desiertos usando árboles
Para quien no lo sepa, los desiertos no han sido siempre tal y como los conocemos. El Sáhara o el Gobi son alguno de los más famosos, pero hay otros y se van extendiendo. Dentro de este tipo de ecosistema los viento van arrastrando la arena hacia nuevos lugares para conquistarlo. Por supuesto si el desierto gana de un lado, pierde de otro, pero es otra cuestión. El caso es que el desierto de Taklimakan en China avanza año tras año.
En el avance del Taklimakan entra en juego el cambio climático y cómo afectará esa transformación en el norte de China. Está claro que la evolución del paisaje sería radical y perjudicial para todas las personas y fauna que vive allí. Por ello el gobierno chino empezó a construir una “gran muralla” plantando miles de millones de años. Se sabe que la capa y materia vegetal ayuda a detener la desertificación y por eso China se puso manos a la obra desde hace décadas.
La prisa por acabar este proyecto es razonable. La desertificación afecta al 27 % del territorio chino e incidiría en la vida de unos 400 millones de personas. Evitando este desastre, desde 1978 China inició un programa de replantación del que ya se han cubierto unos 3.000 kilómetros. En general la reforestación no solo está realizándose en Taklimakan, también en el Gobi se ha hecho este tipo de trabajos.
Northwest China's #Xinjiangcompleted a 40-year effort to encircle the massive #Taklimakan Desert with green barriers, curbing the expansion of China's largest desert. A monumental achievement in desert control! pic.twitter.com/SbgzQv74l9
— China Perspective (@China_Fact) December 1, 2024
Ahora bien, y a pesar de que se ha completado una primera parte del proyecto, en realidad los “cinturones verdes de seguridad” que esperan tener hasta 100.000 millones de árboles cuando quede finalizado allá por 2050. La verdad es que el programa de reforestación llevado a cabo por China es uno de los más enormes que hemos visto, se podría tildar de faraónico.
No obstante, no podemos quedarnos en la anécdota de los números. China tiene un compromiso con su población y se puso manos a la obra hace mucho tiempo para detener la desertificación. Este proceso natural, como su nombre indica, causa una pérdida de masa forestal y en general de las condiciones para poder habitar un territorio, o al menos lo hace muy difícil. En España también vivimos este proceso desde hace décadas, pero al contrario que en China, aquí no se ha llevado a cabo ningún proyecto parecido.