Einstein también luchó contra el cambio climático. Y lo hizo patentando una nevera que no utilizaba electricidad

El genio alemán tiene una curiosa historia que mezcla electrodomésticos con la preocupación por la seguridad de los consumidores

Einstein también luchó contra el cambio climático. Y lo hizo patentando una nevera que no utilizaba electricidad
Recreación del proceso de invención del refrigerador de Einstein
Publicado en Ciencia

Todos conocemos a Albert Einstein por su teoría de la relatividad y su icónica ecuación. Sin embargo, puede que no hayas escuchado nunca hablar de su desconocida faceta de inventor. Entre los artilugios que ideó se encontraba una nevera sin partes móviles y que no necesitaba de electricidad. La desarrolló junto con su alumno Leo Szilard y tiene una historia detrás tan sorprendente como inspiradora.

La nevera sin electricidad de Albert Einstein

Toda idea tiene un comienzo, una chispa que hace saltar las alarmas en el cerebro. En el caso de la nevera de Einstein, todo comenzó con una noticia que impactó profundamente al físico alemán: una familia, en Berlín, había fallecido debido a una fuga de gas tóxico, provocada por un fallo en el sellado de su frigorífico. Pero, ¿cómo pudo suceder tal acontecimiento?

Tenemos que remontarnos a inicios del siglo XX, momento en que las neveras utilizaban una combinación de gases como el amoníaco, el metilo o el butano. Estos, por desgracia, son gases altamente tóxicos y propensos a fugas. El invento creado por Einstein y Szilard era denominado refrigerador por absorción y operaba sin necesidad de electricidad ni partes móviles.

Esto era posible, ya que se utilizaba una combinación de agua, amoníaco y butano, requiriendo solo una fuente de calor externa, como podía ser una llama o energía solar. El proceso se basaba en la evaporación y absorción de estos gases para generar un efecto de enfriamiento. Todo sucedía a una presión constante y sin necesidad de utilizar compresores.

Entre los años 1926 y 1933, ambos inventores obtuvieron hasta decenas de patentes, en 6 países, de tres modelos diferentes de nevera. Sin embargo, su diseño no alcanzó el éxito comercial, a pesar de haber vendido los derechos a la empresa sueca Electrolux. Fue la introducción del freón, un refrigerante no tóxico y más eficiente, el que desplazó a la nevera de Einstein del mercado. La Gran Depresión y el ascenso del nazismo fueron los últimos clavos en su tumba.

Imagen del sistema de refrigeración patentado por Einstein y Szilard

Imagen del sistema de refrigeración patentado por Einstein y Szilard

Lo curioso de este asunto es que décadas más tarde se descubrió que el freón dañaba gravemente la atmósfera, lo que provocó que su uso se prohibiese en los años 80. A partir de entonces, el sector intentó buscar diseños alternativos de sistemas de refrigeración. Tenemos que llegar hasta el año 2008 para toparnos con un prototipo desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford, basado en el invento de Einstein y Szilard, que mejoraba su eficiencia y que se adaptaba a un uso en áreas sin acceso a electricidad.

Y es que el invento de Albert Einstein, y su alumno Leo Szilard, es un claro ejemplo de cómo la ciencia puede orientarse hacia el bienestar social y la sostenibilidad. Su trabajo es el reflejo de una ética científica comprometida con la seguridad y el progreso humano, que nos recuerda que la innovación debe estar al servicio de la humanidad.

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