El cerebro humano también tiene un modo de "ahorro de energía", y así es como funciona

¿Puede el cerebro del ser humano entrar en un modo de 'Ahorro de energía' ante la falta de alimento? Unos investigadores han conseguido arrojar luz al respecto.

El cerebro humano también tiene un modo de "ahorro de energía", y así es como funciona
El cerebro es capaz de entrar en un modo de 'Ahorro de energía' ante la falta de alimento Quanta Magazine
Publicado en Ciencia

El cerebro es el órgano que desprende más curiosidad en la rama de la investigación científica. No es para menos, ya que es el que nos permite gestionar nuestros pensamientos y emociones, entre otras muchas cosas. Tal es su complejidad que, tras décadas y décadas de estudios, siguen apareciendo nuevos estudios que ayudan a desenmascararlo. En muchas ocasiones, se necesita la ayuda y análisis de otros animales para entender nuestra propia configuración cerebral. Así es como se obtienen muchas de las novedades.

¿Sabías que el cerebro dispone de su propio sistema de ahorro de energía? En términos comparativos, podría ser algo parecido a lo que ocurre en los aparatos digitales. Este modo en particular permite ahorrar energía a través de una disminución del brillo de la pantalla entre otros ajustes, ¿verdad? Esto es justo lo que nos plantea nuestro propio organismo tras comprobar cómo es la actividad de los ratones cuando son expuestos a la falta de comida. Se trata de un experimento que ha sido publicado en el portal científico Neuron.

Veamos, por tanto, en qué consiste este nuevo descubrimiento, por qué se trata de una revolucionaria propuesta que puede ayudar a entender la evolución de las sociedades en el Planeta y, por supuesto, hasta qué punto nos encontramos ante una práctica solución de nuestro cerebro que nos ayuda a ahorrar energía cuando más lo necesitamos. He aquí una de las claves que ha podido desvelarse hace muy poco tiempo.

El cerebro humano y su capacidad para ahorrar energía en determinadas situaciones

Ante una falta de comida por parte de una persona determinada, probablemente pueda ver reducida su capacidad de visión. Puede que al comienzo no se pueda vislumbrar esta pérdida del sentido de la vista, pero conforme pasan las horas tras un tiempo prolongado sin comer, se agudizará este efecto. Esto es así debido, sobre todo, debido a la falta de aportación de azúcar glucosa, la cual es fundamental para alimentar las células cerebrales. Cabe destacar que esta se convierte en trifosfato de adenosina (ATP) para alimentar su procesamiento de información.

El experimento, que ha tenido lugar con ratones, ha demostrado cómo aquellos que eran expuestos a una cierta inanición, tenían pérdida de visión como consecuencia de la falta de alimentación. El cerebro, en estos casos, entraba en un modo de ahorro energético en el que la disminución de la vista tenía como objetivo un menor consumo. En general, los roedores analizados se veían sometidos a una pérdida en torno al 15-20% de su peso con el objetivo de ver en qué derivaba el comportamiento cerebral.

De acuerdo con el estudio publicado, se ha podido comprobar cómo las neuronas en la corteza visual reducían la cantidad de ATP utilizada hasta en un 29%. Tras someter a estos animales a esta restricción de comida, se ha podido observar cómo los protagonistas eran más susceptibles a fallos relacionados con la vista, lo cual ha determinado que el sentido de la vista haya reducido sus capacidades.

Estas nuevas conclusiones pueden servir para entender cómo han evolucionado las sociedades en función de la comida de la que se ha dispuesto y, sobre todo, teniendo en cuenta cómo se han desarrollado determinados problemas relacionados con la vista. Esta conexión permite, además, entender cómo todavía hay muchas cuestiones de nuestro cerebro que escapan a nuestro entendimiento.

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