El super volcán submarino que preocupa a la NASA: sus consecuencias en la atmósfera son graves
El volcán submarino de Tonga ha expulsado a la atmósfera agua por valor de 58.000 piscinas olímpicas. ¿Qué repercusión tiene para el medioambiente?

Mucho se ha hablado sobre la huella de carbono del ser humano en nuestro Planeta, pero lo cierto es que hay otros eventos que contribuyen al cambio climático que no están relacionados con nuestra presencia sobre el terreno. Esta es la mejor demostración de que el calentamiento global es una cuestión provocada por ambas partes, la propia naturaleza y el ser humano. Los volcanes submarinos, en la mayor parte de las ocasiones, únicamente calientan las aguas en un radio determinado. Ahora bien, ¿qué ocurre si el cráter del volcán está casi en la superficie?
La gran mayoría de gases, dependiendo de la erupción, pueden terminar siendo escupidos a cientos de metros de altura. Las partículas contaminantes pueden acabar en la atmósfera, favoreciendo que los rayos solares no puedan rebotar y salir de la misma. La conclusión es clara en este caso, ya que el calor desprendido por la energía del Sol no saldrá en su totalidad. Esto es, justo, lo que le está preocupando a la NASA en relación al volcán Tonga, situado en el este de Australia a unos cuantos miles de kilómetros.
La NASA está analizando la situación y una de las conclusiones es clara: la preocupación por lo que está ocurriendo es notable. La capa de Ozono estaría viéndose, al parecer, gravemente deteriorada por una de las erupciones más grandes que han tenido lugar en las últimas décadas. Habría que remontarse al siglo XIX para poder haber registrado algo así. Su comparación ya se refiere, directamente, al devastador volcán de Krakatoa. He aquí los datos que llaman la atención del órgano de investigación de Estados Unidos.
El volcán submarino que, en realidad, sí escupe cenizas a la atmósfera
A finales de 2021, los sismógrafos comenzaron a registrar una actividad muy agitada en el área en el que hay una península en mitad del océano Pacífico. Sin embargo, el 15 de enero de 2022 se pudo registrar la explosión más grande relacionada con un evento de estas características. Fotos satelitales mostraron a la perfección la magnitud de este volcán, el cual se podía ver sin necesidad de completar la imagen con inteligencia artificial o, simplemente, mediante el uso de aumentos focales.
De acuerdo con la información de Extrem Tech, se han emitido durante la erupción hasta 146 teragramos (146 billones de gramos) de agua a la atmósfera. Esto es más que las pruebas que se llevaron a cabo durante la Guerra Fría Para poder entender la magnitud de las cifras, la emisión de agua sería suficiente para llenar un total de 58.000 piscinas olímpicas, o alrededor del 10% del agua total que ya está en la atmósfera.
El agua sobrecalentada ha estado invadiendo la atmósfera durante el tiempo en el que se ha estado escupiendo por parte del volcán. El problema está relacionado, directamente, con la distancia del cráter en relación a la superficie del agua. Tanto solo había un total de 150 metros de distancia, por lo que cualquier emisión de vapores salía con virulencia hacia la atmósfera. Al fin y al cabo, en dicho lugar el agua hervía, pero si hubiese estado más profundo, no hubiera sido posible una emisión de tales características.
Aún es pronto para valorar cualquier posible daño colateral, pero lo cierto es que equipos de investigación como la NASA están llevando a cabo importantes estudios para analizar cuáles podrían ser las consecuencias a medio plazo de este evento natural. Nos encontramos, sin duda alguna, ante una propuesta especialmente delicada por sus consecuencias en términos de habitabilidad.
