Es blando, se parece a una mantarraya y es un robot: este dispositivo solo necesita campos magnéticos para moverse

Este ingenio logra integrar movimiento, energía y sensores sin la necesidad de utilizar cables

Es blando, se parece a una mantarraya y es un robot: este dispositivo solo necesita campos magnéticos para moverse
Un investigador de la Universidad Nacional de Singapur sostiene el robot mantarraya
Publicado en Ciencia

Los robots blandos son ágiles, delicados y capaces de adentrarse en lugares donde una máquina rígida fracasaría. Sin embargo, en su concepción tiene un gran punto débil: su autonomía. Las baterías tradicionales endurecen el cuerpo de estos robots, se degradan rápido y, además, les obligan a estar conectados por cable o tener una autonomía mínima. Ahora te contamos cómo se ha conseguido resolver ese problema y algunas de sus claves.

La mantarraya robótica que llega desde Singapur

Recientemente, gracias al artículo publicado en la revista científica Science Advances, hemos podido conocer el trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur. Han conseguido crear un robot blando, inspirado en la mantarraya, que usa campos magnéticos para moverse, para estabilizarse y para mejorar el rendimiento de sus baterías flexibles.

Wu Changsheng, profesor asistente de la institución, ha afirmado en EurekAlert que "los campos magnéticos se utilizan habitualmente para estimular el movimiento en robots blandos, en un proceso denominado actuación, pero nos dimos cuenta de que también podían estabilizar las reacciones electroquímicas dentro de baterías flexibles. Es por ello que un mismo principio físico permite convertir al robot en autónomo y eficiente.

Detalle del robot mantarraya ideado en la Universidad Nacional de Singapur

Detalle del robot mantarraya ideado en la Universidad Nacional de Singapur

Hablando del diseño de este robot, podemos comenzar explicando que incluye baterías flexibles de zinc y dióxido de manganeso, encapsuladas en silicona y colocadas en vertical dentro del robot. Ese detalle, que muchos pasarían por alto, permite liberar espacio, mantener la flexibilidad y aprovechar mejor el cuerpo del robot. La forma de la mantarraya no es merca estética, sino que utiliza ese diseño de la naturaleza para obtener un dispositivo compacto y eficiente.

La gran clave de la investigación se encuentra en cómo el mismo campo magnético que mueve al robot también actúa dentro de la batería. Esto ayuda a que las reacciones químicas sean más estables y evita que aparezcan dendritas, unas pequeñas agujas metálicas que pueden provocar fallos. Gracias a ello, las baterías aguantaron más del 50% de su capacidad tras 200 ciclos, casi el doble que las normales.

El prototipo de este robot mantarraya también es capaz de nadar a través de aletas que se mueven según un campo magnético externo generado por bobinas. No solo puede avanzar en línea recta, sino que también puede girar en ángulos cerrados o seguir trayectorias complejas. Y lo más importante es que es capaz de decidir sobre sus movimientos.

Otra de las claves se encuentra en la colocación en capas de los actuadores, las baterías y los sensores dentro del mismo cuerpo blando, lo que ayuda a mantener su flexibilidad. Como te decíamos, es una imitación de la naturaleza. El gran objetivo de los investigadores es crear robots blandos que puedan pensar y actuar solos en lugares difíciles de controlar, ya sean tuberías, áreas marítimas o quirófanos. Y es que si se combina suavidad, eficiencia y flexibilidad, podemos crear verdaderas maravillas robóticas.

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