Estos loros son los más raros del mundo y estaban en peligro de extinción: la inseminación artificial les ha salvado
La ciencia ha realizado un innovador movimiento para recuperar una especie que estaba amenazada

La ingeniería genética y la medicina veterinaria se han unido en una interesante colaboración internacional para salvar al kākāpō, un loro endémico de Nueva Zelanda cuyo futuro parecía ser cada vez más y más incierto. Gracias a la inseminación artificial, un equipo de científicos ha conseguido aumentar sus tasas de fertilidad, lo que supone una victoria que ofrece esperanza para una especie cuya población no alcanza los 150 ejemplares.
La ciencia al servicio de la conservación del kākāpō
Recientemente, una investigación publicada en la revista científica PLOS ONE, nos enseña un nuevo hito en la conservación de un peculiar loro. El kākāpō destaca no solo por su tamaño, es el loro más grande del mundo que no es capaz de volar, sino también por sus curiosos hábitos reproductivos. Y es que el kākāpō, que habita en las islas del sur de Nueva Zelanda, es conocido por un curioso sistema de cortejo.
Dicho sistema se denomina lekking y consiste en que los machos crean un agujero en el suelo para amplificar sus llamadas a las hembras, algo que cada vez es menos habitual, debido a la amenaza frente al ser humano. Desde la llegada de los colonos europeos, el número de kākāpōs se ha visto reducido drásticamente, sobre todo debido a la introducción de depredadores como ratas, comadrejas y otro tipo de mustélidos.
Sin embargo, la mayor amenaza a la población de estos loros no solo viene dada por sus depredadores, sino también por su baja tasa de reproducción. Se ha intentado trasladarlos a islas libres de esos animales invasores y hubo pruebas allá por 2009 con inseminaciones artificiales que no dieron apenas resultados.
Ahora, un grupo de expertos de la Universidad Justus Liebig de Giessen, el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda y la Universidad de Otago han desarrollado una nueva técnica de recolección de semen, a través de estimulación eléctrica, que mejora sustancialmente la fertilidad. Si en experiencias previas las tasas de fertilidad fueron de casi el 30%, ahora se han conseguido aumentar hasta el 70%.
Cuatro crías han nacido a través de un procedimiento que se basa en la recolección de semen de 20 machos, cuyo esperma fue analizado para encontrar a los mejores ejemplares. Con ellos se inseminaron a 12 hembras, con los mencionados resultados. Ahora, es una posibilidad real poder salvar al kākāpō, aunque el número de individuos aún resulta bastante bajo.
La comunidad científica ya sabe cómo debe proceder para incrementar poco a poco a su población, con lo que parece que aún queda esperanza para esta especie de loro tan particular. Y es que, a veces, el ser humano tiene la capacidad de reparar lo que antes ha dañado, contribuyendo a hacer de este mundo un mejor lugar para todas las especies.