Había sido olvidado por la ciencia, pero este fósil de hace 500 millones de años ha resuelto un viejo misterio
Ahora tenemos una imagen más completa de un excepcional artrópodo primitivo

Fue en el año 1918, cuando el paleontólogo Charles Doolittle Walcott descubrió un misterioso fósil, que fue catalogado inicialmente como un crustáceo. La existencia de este animal, perteneciente al Cámbrico, era conocida, aunque solamente existía una ilustración que lo describiese, lo que dejaba a la ciencia exenta de una descripción de su anatomía o su clasificación. Y el enigma ha durado siglos, hasta un reciente estudio, del que te hablaremos a continuación.
Resolviendo el misterio del Helmetia expansa
Un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Toronto han publicado un artículo en la revista científica Journal of Systematic Palaeontology en el que nos invitan a conocer al Helmetia expansa. Los científicos no solo nos descubren su anatomía o su comportamiento, sino que también nos permiten entender cómo los artrópodos evolucionaron en el planeta.

Ejemplar fósil de un Helmetia expansa
Lo primero que podríamos contarte es que este animal pertenece al grupo de los concilitergans, artrópodos antiguos que vivieron durante el Cámbrico y que están emparentados con los trilobites. Dado que las especies de este grupo no poseían exoesqueletos calcificados, su fosilización es complicada. Por ello, es interesante fijarse en ejemplares encontrados en el yacimiento de Burgess Shale, en la Columbia Británica de Canadá, que han sido fosilizados a través de las condiciones realmente excepcionales de este lugar.
Estamos hablando de animales con más de 500 millones de años de antigüedad. Ahora, el equipo de investigadores ha examinado 36 ejemplares, custodiados en el Instituto Smithsoniano y el Museo Real de Ontario, pertenecientes al Cámbrico y que han sido obtenidos del yacimiento anteriormente mencionado. A través de técnicas de fotografía bajo diferentes condiciones de luz, los científicos observaron finas estructuras y elementos como ojos, sistema digestivo, extremidades o branquias. Y esto no es todo.
Siempre se había creido que el Helmetia expansa solamente nadaba. Ahora, gracias a la identificación de sus extremidades, se sabe que poseía patas para caminar, lo que permite que los investigadores aseguren que este animal podría haber caminado sobre el fondo marino. Entre los ejemplares examinados, según el comunicado publicado en EurekAlert, también se hallaron dos que estaba en proceso de muda, algo que nunca antes se había comprobado entre el grupo de los concilitergans. El proceso, eso sí, tiene similitudes con los cangrejos de herradura modernos.
Entre los individuos analizaron, se observó una gran variabilidad en el tamaño de los adultos, con diferencias que podían ir entre los 92 milímetros hasta los 180 milímetros. La investigación, además, ha permitido organizar a los artrópodos en dos grupos: los Helmediidae, al que pertenece el Helmetia expansa, y los Tegopeltidae. Sarah Losso, doctora de la Universidad de Harvard, asegura que "estos hallazgos nos ofrecen una imagen mucho más completa de cómo era el Helmetia, cómo vivía y cómo se relaciona con otros artrópodos tempranos".