Qué tipos de satélites existen y cuáles son sus diferencias
Si quieres aprender nociones básicas acerca de estos inventos que nos sobrevuelan, te explicamos todo lo que necesitas saber.

No vas a ser capaz de distinguirlos en el cielo, quizás con un telescopio sí, aunque no necesitas nada tan avanzado como el NuSTAR de la NASA. Sin embargo, los satélites pueblan la órbita terrestre, aunque no todos son iguales ni cumplen la misma función. Allá por el año 1957 la Unión Soviética se aventuró al lanzar el que acabaría por convertirse en el primer satélite espacial de la historia, el famoso Sputnik I. Por cierto, a día 1 de enero de 2022, teníamos un total de 4.852 satélites orbitando el planeta.
Los tres tipos de satélites según su órbita
Existen distintas clasificaciones a la hora de hablar de satélites, aunque primero habría que detenerse a definirlos. Según la información que la NASA publica en su página web, un satélite es 'una máquina que es lanzada al espacio y que se mueve alrededor de la Tierra u otro cuerpo celeste'. Conociendo este concepto, te mostraremos la clasificación más tradicional, basada en el tipo de órbita que realizan.
Satélites de órbita baja
Estamos hablando de satélites que permanecen entre los 150 y los 1.000 kilómetros de altura, algunas publicaciones hablan de que pueden llegar hasta los 2.000 kilómetros de altura. Debido a que la fuerza gravitacional de la Tierra es más poderosa cuanto más cerca de ella se está, estos satélites deben conseguir altas velocidades para escapar de su atracción. El ejemplo más claro lo tenemos en la Estación Espacial Internacional, que es capaz de moverse a unos 27.500 kilómetros por hora, con lo que es capaz de dar hasta 16 vueltas al planeta en un día.
Los ejemplos más habituales de satélites de órbita baja los encontramos en aquellos que tienen fines científicos, meteorológicos, de comunicación o radiolocalización. Sus ventajas, según la información publicada por la Facultad de Ingenieria de México, van desde el bajo nivel de potencia requerido para transmitir, pasando por el ahorro que supone ponerlos en órbita o sus bajos costes. Por el contrario, estos satélites tiene una vida útil más limitada y necesitan poblar el cielo si quieren abarcar más territorio.
Satélites de órbita circular intermedia
Pasamos a la segunda categoría, donde encontramos a los satélites MEO, que suelen operar alrededor de los 15.000 kilómetros sobre la Tierra. Esta altura no es casual, dado que es perfecta para evitar la radiación procedente del primer y el segundo cinturón de Van Allen. Suelen colocarse en órbitas polares, con períodos de orbitación de entre 6 y 12 horas. En este caso, su utilidad es similar a los satélites LEO, los anteriores, aunque también pueden ser utilizados para la localización GPS, la televisión y la telefonía.
Al situarse en una zona intermedia entre los satélites de órbita baja y los satélites de órbita geoestacionaria, este tipo de satélites tienen la ventaja de tener un retardo inferior a estos últimos, pero también necesitan de una constelación de los mismos para abarcar el máximo de terreno posible en la Tierra.
Satélites de órbita geoestacionaria
El último tipo de satélites, según su órbita, aunque algunas clasificaciones incluyen los de órbita alta, nos lleva a conocer a los satélites de órbita geoestacionaria. Estos aparatos se encuentran a 36.000 kilómetros de altura, sin ningún tipo de inclinación, y se encuentran localizados a la misma altura del Ecuador. Esta altura no es casual, dado que es la perfecta para sincronizarse con el movimiento de rotación de la Tierra, con lo que consiguen una velocidad orbital de alrededor de 11.000 kilómetros por hora.
Ademas de las aplicaciones que te comentábamos anteriormente, aquí también encontramos a los satélites militares. Como principales ventajas tenemos que no necesitas muchos satélites para cubrir todo el planeta, únicamente bastarían tres de ellos, que proporcionan enlaces continuos con estaciones terrestres y que no necesitan sistemas de seguimiento, lo cuál también ahorra costes. Eso sí, existe retardo en la señal, no se cubren zonas como los polos y se malgastan recursos, dado que se cubren zonas innecesarias en muchas ocasiones como océanos y áreas despobladas.
Tipos de satélites según su funcionalidad
Dado que ya te hemos hablado de las diferentes alturas a las que se pueden encontrar satélites, es conveniente conocer con qué finalidad se lanzan estos pesados objetos a la órbita terrestre. El primero de ellos fue el mítico Sputnik-I, que fue lanzado al espacio en el año 1957, tal y como te comentábamos anteriormente. A partir de entonces, muchos han sido los satélites desplegados y muchas sus utilidades actuales.
Satélites de comunicación

Imagen de archivo del satélite Telstar 1. Wikimedia
Estamos ante aparatos que permiten ser utilizados como estaciones de repetición, tanto para la televisión, como para las emisoras de radio o, incluso, para servicios de voz y datos. Su elemento principal es el denominado transpondedor, que permite recibir señales, amplificarlas y transmitirlas de vuelta. El primer satélite de comunicación fue el Telstar 1, lanzado en 1962.
Satélites meteorológicos

Imagen de la circuitería interna de Tiros 1. Wikimedia
Estos objetos son realmente relevantes para la predicción del clima, ya que son capaces de visualizar la superficie terrestre y obtener información de las nubes, la temperatura de, la contaminación o las corrientes marinas. Allá por el año 1960, el primer satélite metorológico fue lanzado al espacio y su nombre fue Tiros 1.
Satélites militares

IMEWS 1 representado en el espacio exterior. Air Force Space Command
Estamos hablando de los satélites menos conocidos hasta la fecha, dado que su principal función es servir de apoyo al estamento militar de los países y realizar operaciones de seguridad nacional. Habitualmente, este tipo de estructuras son utilizadas para labores secretas, pudiendo realizar escuchas desde el espacio, por ejemplo. El primer satélite militar del que se tiene constancia fue el IMEWS 1, lanzado en 1970.
Satélites de navegación

Trabajadores manipulando el primer satélite de navegación. Wikimedia
Fueron creados también para fines militares, pero su tecnología acabó siendo adaptada en multitud de productos electrónicos, pudiendo obtener posiciones exactas a través de la sincronización con relojes atómicos. El famoso GPS, Sistema de Posicionamiento Global, tiene actualmente hasta 31 satélites desplegados sobre nuestras cabezas, aunque el primer satélite de navegación fue el Transit 1B, lanzado en el año 1960.
Satélites de percepción remota

Landsat 1 fue el primer satélite de percepción remota. Ingeniería Topográfica y Fotogramétrica Wiki
Estos quizás sean los satélites menos conocidos. Estamos ante objetos artificiales que permiten obtener información de distintos elementos presentes en el planeta, como vegetación, agua, terremotos o erupciones volcánicas. Los satélites de percepción remota detectar y registran la energía reflejada en estos elementos para después interpretarla, dado que cada uno de ellos tiene un reflejo y espectro característicos. El primero de estos aparatos fue el Landsat 1, lanzado en 1972.