La educación superior de Estados Unidos se enfrenta a Trump: las universidades rechazan "el pacto" que les ofreció
El plan exigía cambios en las admisiones, el género y la libertad de expresión a cambio de financiación federal

El pulso entre la Casa Blanca y las universidades de Estados Unidos se intensifica por momentos. Con la fecha límite del 20 de octubre a la vuelta de la esquina, seis de las nueve instituciones de élite que recibieron la propuesta del Gobierno de Donald Trump han dicho "no" a un acuerdo que, según denuncian rectores y asociaciones académicas, amenaza con hacer saltar por los aires la independencia universitaria.
Seis universidades de élite rechazan el pacto de Trump
Por si no tienes un marco de referencia sobre lo sucedido anteriormente, sabemos que la administración de Donald Trump puso entre la espada y la pared a las grandes instituciones educativas en su territorio. Con el fin de conseguir la financiación federal necesaria para impulsar su actividad, además de otros beneficios, el gobierno planteó una serie de requisitos que estas debían de cumplir.
El denominado Pacto para la Excelencia Académica en la Educación Superior planteaba: abrir las puertas a más estudiantes y profesores conservadores, cerrar departamentos críticos con las ideas de la derecha, renunciar al control propio de admisiones y contrataciones, aceptar definiciones estrictamente biológicas de sexo y género, congelar las matrículas durante cinco años, limitar las protestas estudiantiles y ser neutrales frente a acontecimientos políticos. A cambio, las universidades conservarían acceso a préstamos estudiantiles, contratos federales, visados académicos y podrían recibir nuevas ayudas millonarias.
La respuesta no se ha hecho esperar. La Universidad de Pensilvania, la Universidad de Brown, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad del Sur de California, la Universidad de Virginia y la Universidad de Dartmouth han rechazado públicamente el pacto. La decisión se ha visto reforzada por la Consejo Americano de Educación, que agrupa a más de 1.600 centros, y que exige la retirada completa de la propuesta por considerar que "el pacto es un paso en la dirección equivocada".
Y no solo las universidades están poniendo el grito en el cielo. Los estados también están moviendo ficha. Por ejemplo, California ya ha advertido que retirará de inmediato sus propias ayudas, miles de millones en becas y subvenciones, a cualquier universidad que acepte las condiciones de la administración de Donald Trump. El gobernador Gavin Newsom, en declaraciones recogidas en un reciente comunicado del gobierno de California, asegura que su estado "no financiará a las escuelas que venden a sus estudiantes, profesores, investigadores y entregan la libertad académica".
En el estado de Pensilvania, el gobernador Josh Shapiro, en un comunicado publicado en su cuenta de X, ha respaldado la negativa de la Universidad de Pensilvania y ha reconocido contactos directos con sus responsables. Aun así, la Administración mantiene la presión con llamadas a las instituciones que todavía no han tomado una decisión definitiva.
El objetivo está más que claro: obtener algún "sí" que permita al presidente exhibir una victoria en su cruzada contra las instituciones académicas del país. De momento, lo que queda claro es que la batalla por el futuro de la educación superior en Estados Unidos no se juega solo en las aulas, sino en el terreno político. Queda en tu mano juzgar si esto es necesario o estamos ante nuevas medidas para enterrar la ciencia y la educación estadounidense.