Las cicatrices de la guerra de Vietnam todavía pueden verse. Ha pasado medio siglo y el medio ambiente sigue recuperándose

La contienda no es solo un terrible capítulo de nuestra historia, sino una advertencia para el futuro del planeta

Las cicatrices de la guerra de Vietnam todavía pueden verse. Ha pasado medio siglo y el medio ambiente sigue recuperándose
El ecocidio acontecido en Vietnam ha dejado al país en la ruina medioambiental
Publicado en Ciencia

Han pasado cinco décadas desde el fin de la guerra de Vietnam, pero la naturaleza aún no ha firmado la paz. Sus selvas, humedales y manglares, que eran refugio de vida, continúan contaminados y degradados. Fue desde entonces que acuñamos el término ecocidio, para hablar de la guerra contra el medioambiente. Y, por desgracia, es el espejo donde no deberían mirarse otras zonas del planeta.

Las cicatrices de Vietnam amenazan a Gaza y Ucrania

Durante la guerra de Vietnam, el ejército estadounidense desplegó tecnologías de destrucción ambiental sin precedentes. La más conocida fue la utilizada durante la operación Ranch Hand, cuando se rociaron más de 75 millones de litros de herbicidas, incluido el temido Agente Naranja, sobre más de 2,6 millones de hectáreas. Su objetivo era eliminar la cobertura vegetal que ocultaba a las fuerzas guerrilleras.

El resultado, aunque ya lo podrás adivinar, fueron millones de árboles muertos, cosechas arrasadas, suelos envenenados y generaciones expuestas a tóxicos letales. Sin embargo, eso no fue todo. Además, hay que sumarle tácticas brutales como el uso de napalm, bombas Daisy Cutter, para despejar el área de aterrizaje de helicópteros, bulldozers blindados y hasta un proyecto secreto para modificar el clima y prolongar las lluvias.

Todo valía para intentar doblegar al enemigo, aunque el precio lo pagaran los ecosistemas y las poblaciones locales. Pero lo más terrible fue que tras el conflicto, llegó el silencio. No hubo fondos ni apoyos, pero sí un embargo comercial de Estados Unidos, que continuaba asfixiando a Vietnam. El primer acuerdo serio para limpiar los suelos contaminados llegó en 2006, con el proyecto Da Nang, que costó 115 millones de dólares.

En la actualidad, zonas como Biên Hoà aún continúan consumiendo alimentos con niveles peligrosos de dioxina. Y si esto te parece preocupante, lo más terrible es que medio siglo después aún no hemos aprendido la lección, tal y como asegura Pamela McElwee, profesora de ecología humana de la Universidad de Rutgers, en el artículo publicado en The Conversation.

La científica asegura que las leyes internacionales que deben proteger el medioambiente en tiempos de guerra quedan en papel mojado, con los claros ejemplos de Gaza, Ucrania o Siria. Estos países están viendo cómo sus suelos y aguas sufren daños devastadores, sin que haya consecuencias legales para los responsables de tales atrocidades ecológicas.

Por el momento, no existen condenas firmes por ecocidios como el de Vietnam. Pamela McElwee afirma que si este delito se incluyese en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional se podrían cambiar cosas, pero parece que falta voluntad política. Mientras tanto, solamente podemos tomar ejemplos como el de Vietnam como advertencia de que nuestro planeta no debe ser mancillado por actos tan violentos. O acabaremos lamentándolo.

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