Las sondas Voyager de la NASA llevan en órbita más de 40 años: este es el secreto de su longevidad

¿Sabías que las sondas Voyager 1 y Voyager 2 son los elementos creados por el ser humano que se encuentran más lejanos de la Tierra? He aquí todos los datos.

Las sondas Voyager de la NASA llevan en órbita más de 40 años: este es el secreto de su longevidad
La sonda Voyager 1 fuera lanzada en la década de los años setenta. Imagen: NASA
Publicado en Ciencia

Desde la fundación de la NASA y otras agencias espaciales, hemos podido ser testigos de múltiples lanzamientos a lo lo largo de los últimos años. En ocasiones, se ha tratado de misiones espaciales comunes y, en otros casos, hemos hablado de la instalación de satélites para dotar de múltiples funciones al ser humano. Sea como fuere, lo cierto es que la investigación espacial ha ido ganando peso con el paso del tiempo. Ahora bien, por qué las misiones Voyager han sido una de las que han ofrecido un mayor rédito para la humanidad?

Se trata de sondas que fueron lanzadas en la década de los setenta y que, curiosamente, siguen desempeñando un papel importante para la agencial espacial principal de los Estados Unidos. Nos encontramos, sin duda alguna, ante uno de los elementos clave que nos permite seguir investigando sobre el origen y futuro de la Tierra. Tanto las unidades Voyager 1 y Voyager 2 siguen recopilando información que puede ser de gran utilidad. Se trata, sin duda alguna, de los elementos que más lejos a enviado el ser humano en el espacio.

Veamos, por tanto, cuál es la distancia recorrido, por qué nos encontramos ante auténticas obras de ingeniería que merece la pena conocer en profundidad y, sobre todo, hasta qué punto se podrá seguir disfrutando de esta recopilación de información promovida por la NASA hace ya medio siglo. ¿Quién iba a decir que contaríamos con esta tecnología tras más de 40 años de servicio?

Voyager 1 y Voyager 2, así son los elementos creados por el ser humano más lejanos a la Tierra

Lanzadas al Espacio en la década de los setenta, han ofrecido una serie de trabajos de gran interés en la esfera científica. Nos encontramos ante los 2 elementos de investigación que se encuentran a una mayor distancia de la Tierra y, sin duda alguna, esta es una clara representación de la importancia de su tecnología. Voyager 1 y Voyager 2 disponen de una serie de soluciones que le permiten desplazarse de forma autónoma e iniciar la investigación de nuevas órbitas. Así se ha podido llegar a Neptuno o Plutón, entre otros.

En la actualidad, se encuentran fuera del campo gravitatorio del Sol, lo cual se denomina heliosfera. De acuerdo con entrevista realizada a Linda Spilker, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el objetivo es mantener el desarrollo del programa de investigación de estas 2 sondas durante el máximo tiempo posible. Su misión ha sido completada con creces a lo largo de estos años, pero si siguen funcionando, ¿para qué dejar de recibir información recopilada a partir de ahora?

Es importante precisar que la fiabilidad de estas sondas no ha sido completa desde sus correspondientes lanzamientos. De hecho, en alguna que otra ocasión ha existido la posibilidad de que dejasen de enviar información para siempre, pero lo cierto es que los errores pudieron solucionarse desde los propios centros de control, una solución muy interesante que garantiza que estos proyectos salgan adelante durante mucho más tiempo.

Basan su funcionamiento en la energía nuclear, pero conforme pasa cada año de funcionamiento, se reduce la energía disponible. Por este motivo, los diversos instrumentos de que está dispuesta esta tecnología perderán funciones a lo largo de los próximos años. Se trata de un peculiar sistema de ahorro energético con el que se pretende extender, todavía más, la vida útil de estas sondas espaciales. El objetivo es lograr el mantenimiento durante la mayor vida útil posible, pero aún queda mucho por delante.

En la Voyager 2, por ejemplo, las estimaciones apuntan a que en el año 2026 se dejará de contar con uno de los 5 instrumentos de medición de que se dispone la sonda con el objetivo de extender su autonomía.

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