Los agujeros negros supermasivos no son tan temibles como pensábamos: algunos objetos consiguen acercarse sin ser destruidos
Un nuevo estudio revela que varios objetos cercanos al agujero negro central de nuestra galaxia no se destruyen, sino que sobreviven en órbitas sorprendentemente estables
El centro de la Vía Láctea siempre ha tenido fama de ser un vecindario cósmico hostil. Estamos hablando de una región donde la gravedad del agujero negro supermasivo Sagitario A* engulle todo lo que se atreve a acercarse. Durante años, ese pensamiento se reforzó con estudios que sugerían que objetos, polvo y gas acabarían inevitablemente destruidos al rozar su entorno. Sin embargo, ahora se nos cuenta una historia distinta: lo que parecía condenado a desaparecer está orbitando con sorprendente calma.
Objetos que resisten al coloso cósmico
Recientemente, hemos podido conocer el artículo publicado en la revista científica Astronomy & Astrophysics, en el que se describe una investigación centrada en cuatro cuerpos cercanos al gigantesco monstruo galáctico. Uno de ellos, conocido como G2, ya es un viejo conocido de los astrónomos. Durante mucho tiempo se creyó que era solo una nube de gas que estaba siendo estirada y desmenuzada por la gravedad del agujero negro, un proceso que se conoce como espaguetificación.
Sin embargo, los datos captados por el instrumento ERIS dibujan un escenario diferente. Esta, por cierto, es una de las herramientas más precisas del Very Large Telescope y está diseñada para obtener imágenes y espectros de altísima nitidez en el infrarrojo cercano. Volviendo a G2, se observó que sigue una órbita estable. ¿La explicación? Parece que cuando un objeto de polvo se comporta como un cuerpo coherente en un entorno tan extremo, la respuesta más simple es que oculta una estrella en su interior.
Otro de los cuerpos investigados es D9, un sistema binario descubierto en 2024, que orbita peligrosamente cerca de Sagitario A*. Anteriores estudios vaticinaban que sus dos estrellas deberían acabar convertidas en una sola, pero la sorpresa ha llegado al observar como el dúo sigue orbitando sin romperse. Y no están solos. Los objetos X3 y X7, que en modelos anteriores parecían delicados, también muestran trayectorias bien definidas.
Florian Peißker, científico del Instituto de Astrofísica de la Universidad de Colonia, asegura que "nuestros resultados muestran que Sagitario A* es menos destructivo de lo que se creía. Esto convierte al centro de nuestra galaxia en un laboratorio ideal para estudiar las interacciones entre agujeros negros y estrellas". Y esto es importante para ir desvelando la naturaleza del corazón de la Vía Láctea.
Sagitario A* no solo es capaz de destruir estrellas, sino que parece que también favorece la creación de "objetos polvorientos exóticos", según afirma Michal Zajaček, de la Universidad Masaryk. En el futuro, la combinación del instrumento ERIS y el Extremely Large Telescope, que aún se está construyendo, nos permitirá conocer la evolución de estos cuerpos con gran detalle. Y puede que acabemos descubriendo qué otras sorpresas esconde el gigante hambriento que gobierna nuestra galaxia.