Los pozos petrolíferos seguirán siendo útiles en el futuro: quieren convertirlos en reservas para la energía verde
El almacenamiento de energía de aire comprimido (CAES) puede dar una segunda vida a instalaciones consumidas que permita pensar en una nueva fuente de energía sostenible

Cuando hablamos de desarrollo sostenible nuestra cabeza suele ir de forma directa al aprovechamiento de los recursos naturales y a la responsabilidad global de buscar un equilibrio entre mantener el progreso socioeconómico y hacerlo en un planeta con una capacidad y recursos limitados. Ya hay países trabajando en la mejor manera de preservar sus cultivos y China parece haber dado con la forma de salvaguardarlos.
Es importante intentar encontrar tanto fuentes de energía limpias y que permitan una producción independiente de los residuos fósiles como tratar de reaprovechar todo aquello con lo que ya contamos ya sea para producción o para almacenamiento. En ese plano se ha movido un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos, que cree haber encontrado la manera de dar una segunda vida a los pozos de petróleo y gas agotados.
Esta segunda oportunidad no solo sería importante desde el punto de vista de haber dado con una fuente de energía verde, sino que además podría significar la apertura de un escenario que también generase puestos de trabajo en zonas castigadas precisamente al agotarse los recursos originales de dichos pozos. Las nuevas formas de producción de energías verdes han protagonizado aperturas de plantas tan novedosas como la de Ramme en Dinamarca de la que hablamos recientemente.
Como hemos indicado los pozos irían destinados a almacenamiento a través de lo que se ha denominado almacenamiento de energía de aire comprimido (CAES) como alternativa a las baterías, cuyo uso es más dominante. Dicho sistema, tal como ha indicado Arash Dahi Taleghani, profesor de ingeniería de petróleo y gas natural en Penn State, sería asistido por geotermia.
Esta asistencia procede del hecho de que las formaciones rocosas calientes dentro de los pozos pueden contribuir a la compresión del aire y al almacenamiento de energía: a medida que crece la temperatura del aire, también lo hace su presión, lo que permite un mayor almacenamiento de energía, según reza la nota de prensa remitida por el equipo investigador.
En este proceso primero habría que aprovechar los periodos de baja demanda de energía para emplear el exceso de electricidad disponible en comprimir aire a alta presión. El aire comprimido iría a parar a esos pozos que harían la función de depósitos. Mientras la demanda de energía siga siendo baja se conservará ese aire comprimido y cuando la demanda energética crezca se procedería a la liberación controlada de ese aire que iría destinado a mover cualquier elemento generador como una turbina.
Con ello se obtendría una energía limpia y que aprovecha hasta recursos abandonados como los pozos, que pueden ser un potencial peligro y que obviamente habría que adaptar antes de la implantación de esta tecnología para que tuvieran las condiciones técnicas óptimas para el almacenamiento. Una estrategia innovadora cuya viabilidad económica está en vías de estudio.