La hormona del amor que podría acabar con la xenofobia
Una curiosa y prometedora investigación ha demostrado el papel que tiene la oxitocina en el amor y odio hacia los demás. ¿Podría acabarse con la xenofobia gracias a esta hormona que posees en tu organismo?

Desde el comienzo de la humanidad, nuestra especie ha tenido que convivir con muchos otros seres vivos en el planeta Tierra. Sin embargo, parece ser que la mayoría de nuestros problemas han surgido en base a las propias relaciones entre seres humanos.
¿Puede erradicarse la xenofobia?
El odio irracional entre personas de distinta raza, nacionalidad o religión, se lleva produciendo prácticamente desde el principio de los tiempos, y es algo de lo que obviamente no podemos sentirnos orgullosos. Por si esto no fuera suficiente, y como seguro sabes, estos últimos tiempos no están siendo nada fáciles.
Ante un panorama de este calibre, ámbitos como el de la investigación científica se han centrado en el estudio de los comportamientos hostiles y xenófobos. ¿Qué lleva a una persona a detestar a los que son diferentes? ¿Qué podemos hacer para erradicar este tipo de comportamientos? Nos encontramos en plena búsqueda de respuestas.

La xenofobia es uno de los grandes problemas de la humanidad. Vix
Un trabajo diferente
Hoy aquí, en Urban Tecno, hablaremos de una investigación científica muy especial. Sus responsables llevan años trabajando con un objetivo común, el de encontrar herramientas y estrategias que permitan acabar con el odio entre personas de distinta raza o nacionalidad.
Estos científicos pretenden acabar con el odio
Como podemos leer en El País, este curioso y diferente estudio ha sido llevado a cabo por investigadores alemanes, pertenecientes al Centro Médico de la Universidad de Bonn, situada al este del país. Su trabajo ha sido publicado en la prestigiosa revista PNAS, y ya puedes echarle un vistazo a su resumen.
Los resultados obtenidos han sido muy reveladores, y la investigación se ha centrado en una sustancia que posees en tu organismo, y que es comúnmente conocida como la hormona del amor. No nos referimos a otra que la oxitocina.
¿Qué es lo que han conseguido?
Los responsables de este estudio pretendían conocer cuáles eran las características sociales y biológicas de aquellas personas que se comportan de manera amistosa y amable con los extraños, y si estas eran diferentes a quienes presentan conductas contrarias.
En primer lugar, llevaron a cabo un simple pero significativo experimento. Para ello, contaron con la ayuda de un gran número de voluntarios, entre ellos, 50 personas con dificultades económicas.
50 euros para los más necesitados, ¿o no?
Un grupo de voluntarios recibiría un total de 50 euros por persona. Cada uno de ellos debería donar la parte de ese dinero que estimase oportuna a unas personas necesitadas. Entre ellas, 25 alemanes pobres y 25 refugiados procedentes de países árabes.
Los voluntarios debían donar su dinero
Puede que fuese por la presión social del propio experimento o puede que no, pero los participantes donaron un 20% más a los individuos refugiados que a sus compatriotas. ¿Eran realmente los que más donaban las personas más altruistas? Debían seguir experimentando para averiguarlo.
En una nueva prueba, los científicos administraron oxitocina a una parte de los voluntarios que habían quedado como altruistas, y a una parte de aquellos que habían quedado como xenófobos. Recuerda que esta hormona está relacionada tanto con el amor a los demás como con el rechazo a estos.
¿El resultado? Aquellos que eran altruistas donaban más dinero, pero los individuos que habían dado poco dinero en la primera prueba persistían en su comportamiento.
Así nos explica los resultados Hurlemann, uno de los principales directores del trabajo:
La oxitocina incrementa la generosidad hacia los necesitados, pero eso sucede en alguien que ya es altruista, la hormona no puede crear el altruismo.
La sociedad tiene mucho que decir
Los investigadores no iban a darse por vencidos tan fácilmente. Querían que los que menos donaban se volviesen altruistas, y lo iban a conseguir. Todo gracias a al peso de la sociedad.
La presión social tiene un gran poder
La oxitocina participa en el manejo de todas nuestras relaciones sociales, por lo que los científicos tuvieron una idea. ¿Y si la presión social unida a la oxitocina es la respuesta?
Haciendo que los voluntarios viesen que sus compañeros habían donado, y gracias a la anterior dosis de oxitocina, el sector que había presentado xenofobia aumentó sus donaciones hasta en un 75%.
Por lo tanto, debemos sacar una cosa en claro del trabajo de estos investigadores. La oxitocina es generada naturalmente por nuestro cuerpo, y las actividades sociales y el bienestar aumentan sus niveles en sangre. La clave reside en aumentar esas situaciones en los sectores de riesgo.