Parece ciencia ficción, pero los científicos lo han conseguido: acaban de cultivar sangre humana
Cambridge abre una ventana a la etapa más temprana de la vida y a un excepcional logro científico

Un instante en un laboratorio ha sido suficiente para hacer posible lo imposible. Una mancha roja, visible a simple vista, comenzó a teñir una pequeña estructura creada con células madre humanas. Ese destello de color ya forma parte de los hitos modernos de la ciencia y todo ha partido de una investigación publicada en la revista científica Cell Reports.
Así nacen los primeros glóbulos en un embrión artificial
Investigadores de la Universidad de Cambridge han desarrollado un modelo embrionario capaz de producir células sanguíneas de forma natural, imitando el proceso que ocurre en las primeras semanas de gestación. Hematoides es el nombre que tienen las estructuras tridimensionales, formadas a partir de células madre humanas, que replican aspectos clave del desarrollo temprano del ser humano.
Pero, ¿por qué son tan importantes? Hablamos de estructuras que son las precursoras de toda la sangre humana: desde los glóbulos rojos que transportan oxígeno hasta las células inmunitarias que nos defienden de infecciones. Estos hematoides comienzan a producir sangre a los trece días de cultivo, emulando las semanas cuarta y quinta de un embrión real.
Nunca llegarán a convertirse en embriones completos, ya que no tienen placenta, saco vitelino y otros tejidos indispensables, pero ya nos ofrecen un mapa excepcional para comprender cómo se encienden los primeros mecanismos de la vida. La investigación ha utilizado un principio innovador para ser exitosa: en lugar de añadir proteínas externas, dejan que las células organicen su propio entorno, reproduciendo las condiciones de su desarrollo natural.
Un punto realmente interesante de la investigación que en ese sistema no solo emergen células sanguíneas, sino que también aparecen diminutas células cardiacas a los ocho días de cultivo, reforzando la sensación de estar observando una pequeña maqueta viva del proceso de desarrollo de un cigoto. Las implicaciones, por si te lo estás preguntando, son enormes.
Si nos acercamos al terreno médico, los hematoides podrían servirnos para estudiar trastornos de la sangre, como la leucemia, probar nuevos fármacos o producir células madre sanguíneas para trasplantes. Y, dado que las células madre pueden obtenerse de cualquier célula del propio paciente, el futuro se antoja personalizado, sin tener que esquivar la temida compatibilidad inmunológica.
Jitesh Neupane, perteneciente al Instituto Gurdon de Cambridge, exclama entusiasmado que "fue un momento emocionante cuando el color rojo sangre apareció en el plato; era visible incluso a simple vista". Sabemos que la investigación ha cumplido con todas las regulaciones éticas y que ha sido patentada a través del Cambridge Enterprise. Ahora ya podemos asomarnos a las primeras fases del desarrollo humano y conocer cómo el embrión puede aguardar aún muchas más sorpresas.