Parece un tiburón pero en realidad es un robot autónomo para estudiar el fondo marino
¿Cómo debe ser un robot científico dedicado a la investigación de las profundidades del océano? He aquí la propuesta denominada Belle.

La investigación del medio acuático ha acaparado cada vez más interés por la comunidad científica. La posibilidad de encontrar compuestos útiles para paliar enfermedades o la creación de todo tipo de productos es lo que está provocando incentivos para llevar a cabo los estudios. En este sentido, apostar por un robot autónomo parece ser la alternativa más inteligente, ya que esta tecnología puede pasar más desapercibida para los grandes depredadores.
Este curioso invento ha sido desarrollado por ETH Zurich, el Instituto Federal Suizo de Tecnología. Se trata de un conjunto de equipos mecánicos que dispone de la forma de un pez y que, de hecho, se mueve copiando el movimiento de los mismos. Esta unidad robótica se encarga de estudiar el fondo marino a través del análisis de una cámara. Sin embargo, dispone de diversas herramientas que lo convierten en una propuesta con un gran potencial. De hecho, se prevé que la producción se incremente debido al gran rendimiento que ofrece.
Veamos, por tanto, cuáles son las características más interesantes de este robot particular, por qué se trata de una alternativa interesante desde el punto de vista científico y, por supuesto, hasta qué punto la inteligencia artificial se ha convertido en la principal particularidad de este tipo de robots.
Así es este robot autónomo con capacidad para estudiar el fondo marino
El primer objetivo que debía cumplir una propuesta de estas características estaba directamente relacionado con el hecho de pasar desapercibido. Por ello, se optó por el color blanco, así como la disposición de una silueta que no llamase particularmente la atención ante la gran cantidad de depredadores que hay en este tipo de entornos. Una vez conseguido el prototipo original, se desarrolló el método de propulsión. La opción de contar con una hélice fue descartada al primer momento, ya que esto podría producir una serie de consecuencias.
Por un lado, las hélices podrían atascarse entre los corales presentes sobre el lecho marino y, adicionalmente, cualquier pez podría quedar malherido si terminase atascado en el sistema de propulsión. Esto provocó que se optase por una opción alternativa. Basándose en muchas especies de peces, el oscilamiento de la cola se produce a través de un proceso muy sencillo. Es de silicona, por lo que permite unos grados de inclinación en cada uno de los sentidos.
La clave está en cada una de las cavidades que hay a ambos extremos. Gracias al empleo de inteligencia artificial, el movimiento se produce debido a la presencia de un sistema de bombeo. Belle, que es como así se denomina esta curiosa unidad robótica, tiene unas 2 horas de autonomía. Puede captar muestras de ADN, por lo que los científicos pueden realizar exámenes más en profundidad gracias a los datos recopilados. Ahora bien, ¿cómo es posible recuperar el robot una vez ha agotado su autonomía completa?
La clave está en su señal de seguimiento GPS. De acuerdo con Euronews, esta propuesta cuenta con toda una serie de elementos diferenciales basados en la localización. Al agotar las baterías, está diseñado para que ascienda a la superficie, pudiendo el equipo rescatar del agua la unidad. Se trata, sin duda alguna, de una opción particularmente interesante en este sentido. Aun así, habrá que esperar más información para conocer de primera mano cómo es el funcionamiento es una innovación que se espera que realice una gran labor en lo que se refiere a la investigación.