Rusia ha decidido construir su propia estación espacial, pero el proyecto pasa de ser futurista a un reciclaje de emergencia

La futura estación rusa ya no será un proyecto nuevo, sino una herencia envejecida del mayor laboratorio espacial de la historia

Rusia ha decidido construir su propia estación espacial, pero el proyecto pasa de ser futurista a un reciclaje de emergencia
Este es el Módulo de Laboratorio Multipropósito de la EEI
Publicado en Ciencia

Durante años, Rusia había presentado su próxima estación orbital como un símbolo de renovación tecnológica y orgullo nacional. La futurista Estación Orbital Rusa prometía módulos nuevos, capacidad de vuelo autónomo y una órbita polar que permitiría observar todo el territorio ruso y despegar desde suelo propio. Sin embargo, esa visión parece que se ha desvanecido por completo.

Rusia reciclará la Estación Espacial Internacional

La decisión, según la información publicada en el medio Izvestia, supone un cambio radical respecto a lo prometido durante años. Rusia ya no construirá una estación completamente nueva. En su lugar, aprovechará los módulos que ya tiene en la Estación Espacial Internacional y los convertirá en el corazón de su futura base.

En resumidas cuentas, la nueva estación rusa no se fabricará desde cero, sino que será una continuación de una infraestructura que lleva décadas funcionando en el espacio, con todo el desgaste que eso implica. Y hay otros muchos cambios. Por ejemplo, el plan original preveía una órbita polar, que permitiría sobrevolar todo el territorio ruso. Esa idea se ha abandonado, ya que la futura estación volará en una órbita con una inclinación de 51,6 grados, exactamente la misma que la EEI.

Diseño previsto para la futura Estación Orbital Rusa

Diseño previsto para la futura Estación Orbital Rusa

Pero, ¿por qué esta elección? Rusia quiere seguir lanzando cosmonautas desde el Cosmódromo de Baikonur, una infraestructura bien conocida y ya adaptada a ese tipo de misiones. Rusia opta por el camino más sencillo y barato para mantenerse en órbita, aunque eso signifique renunciar a una estación moderna y a una mayor autonomía espacial.

El escenario previsto es realmente delicado. En torno a 2030, el segmento ruso se separaría del resto de la EEI, mientras la parte estadounidense sería retirada de forma controlada con ayuda de una cápsula Dragon. Rusia continuaría sola, operando módulos con más de 30 años de uso acumulado. Y esto ha sido criticado en el país, sobre todo por el deterioro progresivo de la estación.

Hablamos de microorganismos acumulados, del desgaste de sistemas eléctricos y de un mantenimiento que es más y más costoso. De hecho, en la actualidad, los cosmonautas dedican ya cerca de la mitad de su tiempo a mantener una infraestructura envejecida, lo que deja poco margen para la investigación científica.

Y el contraste internacional es evidente. China opera con normalidad su estación Tiangong, Estados Unidos prepara estaciones comerciales privadas y la India planea su propio laboratorio orbital. Como imaginarás, la reutilización del segmento ruso es, ante todo, una medida de ahorro. El proyecto de la Estación Orbital Rusa parecía lejos de la realidad y esta solución permite mantener presencia humana en órbita sin inversiones multimillonarias.

La justificación oficial apunta a una posible cooperación futura con la India, aunque este parece poco consuelo. Rusia parece estar resignándose a cuidar los restos funcionales de la EEI, heredando tanto su legado científico como sus problemas actuales. Y es que en el espacio, como sucede en nuestro planeta, a veces, simplemente hay que sobrevivir hasta que lleguen tiempos mejores.

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