Sabemos que las espinacas no te gustan, pero podrían salvar el mundo. Son capaces de luchar contra este hongo letal

Variedades silvestres de esta planta ofrecen una manera de proteger los cultivos de una enfermedad persistente y silenciosa

Sabemos que las espinacas no te gustan, pero podrían salvar el mundo. Son capaces de luchar contra este hongo letal
Muchos odian las espinacas, pero podrían ayudarnos a atajar un temible hongo
Publicado en Ciencia

La solución a una de las enfermedades que más ataca a la producción mundial de semillas de espinaca podría encontrarse en más cerca de lo que piensas. Ahora, gracias a un estudio publicado en la revista científica Scientific Reports, sabemos que investigadores de la Universidad Estatal de Washington han identificado variedades silvestres de espinaca, capaces de resistir el marchitamiento producido por un hongo conocido como Fusarium.

La espinaca salvaje: aliada inesperada contra un devastador hongo

El estudio del que te hablábamos ha revelado que varias especies de espinacas silvestres, originarias de países como Uzbekistán y Tayikistán, consiguen ser una barrera natural contra este patógeno. Lindsey du Toit, patóloga vegetal del Centro de Investigación y Extensión de Mount Vernon, ha asegurado en el comunicado publicado por la Universidad Estatal de Washington que: "estábamos muy, muy contentos de haber encontrado una excelente resistencia cuando hicimos la evaluación".

Este descubrimiento es de gran relevancia, dado que alrededor del 20% de las semillas de espinaca del mundo se cultivan en el noroeste del Pacífico, en Estados Unidos, donde se deben enfrentar al temible hongo. Los suelos de esa región, perfectos para el cultivo de la espinaca por sus veranos secos y templados, también son ricos en acidez, lo que crea el ambiente perfecto para que el Fusarium invada las plantas desde las raíces, impidiendo que absorba agua.

Ahora, gracias a esta reciente investigación, la genética acude al rescate. Tras analizar 68 variedades silvestres de espinaca, frente a 16 variedades comerciales, los investigadores se dieron cuenta de la resistencia al hongo y consiguieron identificar las regiones del genoma asociadas con esa cualidad. Esas regiones son conocidas como loci de rasgos cuantitativos y se utilizan para introducir la resistencia al hongo en las variedades comerciales.

Lindsey du Toit asegura que "esta es una herramienta que está disponible de inmediato para los programas de mejora genética". Y es que este avance llega en un momento clave, dado que el consumo global de espinaca se ha disparado en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, el aumento de la demanda incrementa la presión sobre la producción de semillas, que caminaba en un complicado equilibrio.

El estudio ha sido desarrollado con la colaboración de la Universidad de Arkansas y ha sido financiado gracias a la ayuda del Instituto Nacional de Agricultura y Alimentación de Estados Unidos, junto con otras instituciones y socios privados. Es por ello que la espinaca silvestre, olvidada desde hace siglos, se ha convertido en la heroína inesperada en una batalla frente a un peligroso hongo. Por suerte, la genética está de su lado. Y también la ciencia.

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