Se llama Titán, es una luna de Saturno y podría cambiar todo lo que se sabe sobre "mares espaciales"

Un nuevo análisis de datos de la misión Cassini sugiere este satélite no alberga un océano global, sino un interior con más de una sorpresa

Se llama Titán, es una luna de Saturno y podría cambiar todo lo que se sabe sobre "mares espaciales"
El primer sobrevuelo de Cassini a la luna Titán de Saturno
Publicado en Ciencia

Durante años, Titán ha sido uno de los mundos más prometedores del sistema solar. Bajo su superficie rica en hidrocarburos, los datos de la misión Cassini apuntaban a la existencia de un enorme océano de agua líquida, un ingrediente clave en la búsqueda de vida. Sin embargo, una nueva revisión de esos mismos datos dibuja ahora un escenario más complejo y, por extraño que parezca, aún más interesante.

Titán no es lo que parece

Investigadores del Jet Propulsion Laboratory de la NASA han publicado un artículo en la revista científica Nature que explica que el satélite de Saturno, probablemente, no tenga un océano global bajo su superficie. En su lugar, su interior estaría formado por capas de hielo mezcladas con agua en estado pastoso, con pequeñas bolsas de agua líquida caliente cerca del núcleo.

Pero, ¿cómo es que no se detectó esto antes? Dado que no se puede ver directamente el interior del satélite, los científicos utilizaron un truco indirecto. Observaron cómo la gravedad de Titán tiraba de la sonda Cassini cuando pasa cerca. Esos tirones eran tan pequeños que solo se notaban en la señal de radio que la nave enviaba a la Tierra, que se aceleraba o frenaba ligeramente. Midiendo esos cambios casi imperceptibles, los investigadores dedujeron cómo está repartida la masa en el interior de Titán y, con ello, si hicieron una primera idea de cómo era por dentro.

Dado que Titán no describe una órbita perfectamente circular alrededor de Saturno, esto hace que el planeta lo comprima cuando está más cerca y lo estire cuando se aleja. Esto se conoce como flexión de marea y genera calor interno. En los análisis originales, el grado de deformación observado parecía demasiado alto para un interior sólido, lo que llevó a pensar en un océano líquido bajo la corteza helada.

Sin embargo, el nuevo estudio propone una explicación diferente, según la información publicada en la página web del Jet Propulsion Laboratory. A través de una técnica de procesamiento más precisa, los científicos detectaron una fuerte disipación de energía en el interior de la luna. Esa señal encaja mejor con un interior formado por capas de hielo y agua mezcladas, similares a una papilla helada, y que generan fricción y calor al deformarse.

Según este modelo, no existiría un océano global, sino bolsas aisladas que podrían alcanzar temperaturas cercanas a los 20 grados centígrados. Estas bolsas, calentadas por la energía de las mareas, irían ascendiendo lentamente a través del hielo, transportando nutrientes desde el núcleo rocoso y mezclándolos con compuestos orgánicos procedentes de la superficie y de impactos de meteoritos.

Entonces, ¿cerramos la puerta a la habitabilidad de Titán? En realidad, la ausencia de un océano global podría generar entornos químicos variados y dinámicos. Como señala Flavio Petricca, autor principal del estudio, "aunque Titán no tenga un océano global, eso no descarta su potencial para albergar formas de vida básicas, suponiendo que pudiera formarse vida en Titán. De hecho, creo que hace que Titán sea más interesante".

Las respuestas definitivas podrían llegar con Dragonfly, la próxima misión de la NASA a Titán, que está prevista para no antes del año 2028. Este dron volador explorará la superficie de la luna y, con suerte, aportará datos directos sobre su interior. Hasta entonces, Cassini vuelve a demostrar que, incluso años después, aún tenía secretos que contar.

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