Así es como los smartphones alteran el cuerpo humano

Fueron necesarios siglos para lograr pulgares prensiles pero ahora, en sólo unas décadas, nuestro cuerpo se está transformando en otro adaptado a la tecnología.

Así es como los smartphones alteran el cuerpo humano
La mayoría de adolescentes posee un smartphone. Pexels

De un tiempo a esta parte, los teléfonos móviles se han convertido en una herramienta que sirve para mucho más que llamar, una auténtica extensión de nuestras manos que nos permiten trabajar, tomar fotografías, consultar el correo, comprar billetes, grabar vídeo, reproducir música... Por ello, no es de extrañar que hayan acabado sustituyendo al perro como mejor amigo del hombre.

Sin embargo, su uso continuado no sólo ha provocado adicción y algunas patologías derivadas de ésta, sino que ha cambiado la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno e incluso está transformando nuestro cuerpo y cerebro.

En el futuro tendremos los pulgares mucho más fuertes y grandes

Son muchas las investigaciones que han sido publicadas en este sentido, entre las que cabe destacar la de Current Biology sobre cómo se ha alterado el cerebro, el oftalmólogo Andrew Bastawrous de PEEK Vision indagando en los efectos sobre la visión o el investigador Russell Foster, que ha escrito un libro sobre cómo se ven afectados nuestros patrones de sueño titulado Sleep: A Very Short Introduction.

Y es que los smartphones han llegado para quedarse y como en su momento ocurrió con el pulgar oponible -una característica que nos diferencia del resto de los primates permitiéndonos manipular objetos de todos los tamaños mediante esta función anatómica-, nuestra anatomía sufrirá una serie de cambios para adaptarse. Sorprendentemente, se ha necesitado de poco más de una década que los científicos empiecen a observar las variaciones.

Modifican cómo nos relacionamos con el entorno

Así es como los smartphones alteran el cuerpo humano

El uso continuado de smartphones pueden producir tendinitis y síndrome de túnel carpiano en dedos, manos y articulaciones, -algo que en algunos casos se diagnostica como Whatsappitis- si bien se estima que a causa de esto, en el futuro tendremos pulgares más fuertes y grandes que actualmente.

El cerebro procesa de forma distinta el movimiento de los dedos que manejan los smartphones que el resto

Pero no solo eso, sino que también se estaría modificando la forma en que interactúan los pulgares con el cerebro, según sugiere un equipo de la Universidad de Zúrich que ha sido publicado en revistas de divulgación científica como Current Biology.

El equipo del doctor Arko Ghosh estudió la actividad del córtex de 37 personas, 26 de las cuales usaban smartphones táctiles como los actuales y los otros 11 empleaban teléfonos antiguos. Tras registrar la actividad cerebral empleando electroencefalogramas, se evidenció que el cerebro necesitaba más procesamiento del movimiento de pulgar, el índice y corazón que del resto.

¿Qué se puede deducir de todo esto? Que la exposición prolongada y repetitiva al uso de pantallas táctiles ha reorganizado el procesamiento sensorial de la mano, es más, que aquellas personas que poseen un smartphone procesan de manera distinta a las que no y además se producen fluctuaciones diarias en éstas, una prueba clara y evidente de la flexibilidad y capacidad de aprendizaje del cerebro.

Afectan a nuestros patrones de sueño y concentración

A priori, parece bastante obvio: a mayor exposición tenemos a actividades que nos alteran, más tiempo nos cuesta relajarnos y conciliar el sueño, algo que se ve multiplicado exponencialmente en el caso de los adolescentes.

No es la luz de los gadgets lo que produce insomnio, sino su contenido

Los jóvenes constituyen un grupo especialmente susceptible que ya de por si se encuentra predispuestos biológicamente a la dispersión pero que con la sobreexposición a un smartphone y sus infinitas posibilidades, se ven más afectados. Al cansancio esperable, se une un bajón en el rendimiento académico y un diagnóstico cada mayor de trastornos de déficit de atención o TDAH.

Contrariamente a la creencia popular, la exposición a pantallas brillantes como las que encontramos en videoconsolas, televisiones o e-books durante las 4 ó 5 horas previas a dormir, retrasan el sueño aproximadamente 10 minutos; por lo que no es la luz de los dispositivos electrónicos lo que provoca insomnio -que retrasa algo el reloj biológico del sueño y fuerza la concentración- sino el contenido de los smartphones.

Modifican la forma de nuestros ojos

Pero nuestro cuerpo también está sufriendo cambios antropomórficos como es la forma de los ojos, porque al parecer nuestros globos oculares se están adaptando para ver de cerca mucho más que hace solo una década, y es que cuanto más tiempo pasamos en el interior leyendo pantallas, menos tiempo estamos en el exterior enfocando nuestra vista al horizonte.

Como consecuencia, el globo ocular se deforma, algo que en nuestra generación y las venideras generará enfermedades como el desprendimiento de retina, glaucomas y similares.

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Detalle de cómo ve un ojo con miopía. <a href="http://www.nei.com">NEI</a>

Según asegura el oculista Andrew Bastawrous:

Normalmente, nuestros ojos alcanzan su desarrollo completo durante la adolescencia, algo que ahora mismo no se da. El ojo parece seguir creciendo y es un hecho que se da en todo el planeta, pero más en Asia. En algunos países como Singapur, más del 90% de los adolescentes son miopes. La teoría inicial es que esta gente realiza más actividades que requieren enfoques de cerca, como la lectura de su smartphone. Hay evidencias de que esta tendencia está sucediendo demasiado rápido como para que se trate de algo originado por el medio ambiente o la genética. Los últimos datos sugieren que el factor más importante es que pasamos más tiempo en el interior de lo que solíamos hacerlo.

Colateralmente, el Doctor Bastawrous sentencia que cuanto más tiempo dedicamos a los smartphones, menos miramos a los ojos, un hecho que repercute directamente en la empatía y bienestar social.

No obstante, ya se ha acuñado el término phubbing, para referirse a la abstracción del entorno de los jóvenes a causa del móvil o Nomofobia al miedo a no poder consultar el teléfono constantemente.

Así que es oficial: si necesitamos siglos para adaptarnos a un entorno en el que debíamos asir objetos con las manos, en cuestión de décadas el homo sapiens está cambiando hacia un homínido adaptado para el mundo tecnológico.

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