Uno de los vals más famosos de todos los tiempos recorrerá 24.800 millones de kilómetros por el espacio
La ESA enviará la conocida obra de Johann Strauss II hasta uno de los objetos más lejanos que el ser humano ha enviado fuera de la Tierra

El próximo 31 de mayo de 2025, una sonda lanzada hace casi medio siglo recibirá uno de los homenajes más poéticos jamás emitidos desde nuestro planeta: la transmisión del vals El Danubio Azul de Johann Strauss II, que será interpretado en directo por la Orquesta Sinfónica de Viena. La pieza cruzará el espacio hasta alcanzar la Voyager 1, el artefacto humano que más lejos ha llegado en el vasto cosmos.
Así es como "El Danubio Azul" recorrerá el universo
Este histórico evento no es un simple capricho de un grupo de elitistas músicos. Ya que estamos ante el bicentenario del nacimiento de Johann Strauss II, según la información publicada en la página web de la Orquesta Sinfónica de Viena, varias instituciones han decidido dar el paso para reconciliar una vieja omisión. Tanto la ESA, como, la Junta de Turismo de Viena y la propia orquesta quieren hacer llegar un regalo especial a la Voyager 1.
Pero, pongámonos primero en situación. Allá por 1977, cuando se diseñó el famoso disco de oro que acompaña a la Voyager con sonidos e imágenes representativos de la Tierra, el vals de Strauss no fue incluido en su interior. En su lugar, una colección de piezas folk y diversas obras clásicas ocuparon el limitado espacio del vinilo cósmico.
Ahora, 48 años después, El Danubio Azul, popularizado por Stanley Kubrick en su grandiosa película 2001: Una odisea del espacio, durante la mítica escena del acoplamiento orbital, será por fin enviado al espacio e intentará ocupar el lugar que se merece. Y, como curiosidad, España también tendrá mucho que ver en esta histórica transmisión.
La cita será a las 20:30 horas, en horario peninsular español, en el Museo de Artes Aplicadas de Viena. Desde allí, la señal de audio viajará hasta la antena de espacio profundo DSA 2, ubicada en la localidad abulense de Cebreros, para después ser emitida en banda X hacia la Voyager 1, que se encuentra a unos 24.876 millones de kilómetros. Si algo sabemos seguro es que tardará 23 horas y 3 minutos en llegar.
Pero, ¿escuchará una sonda de los años 70 la señal enviada? Técnicamente, no. La Voyager 1 cuenta con una antena de 3,7 metros, pero sus sistemas parece que no están preparados para decodificar transmisiones modernas a altas velocidades. Además, el ruido interestelar y la sensibilidad limitada de su receptor hacen improbable que conozcamos si el famoso vals alcanza la sonda.
Sin embargo, en esta historia la ciencia y la tecnología importan mucho menos que lo simbólico. La transmisión apunta hacia la estrella AC+79 3888, a 17 años luz, y aunque sus posibilidades de alcanzar oídos extraterrestres son casi nulas, el gesto resonará en el cosmos, como una partitura flotando en la inmensidad, tal y como lo imaginó Stanley Kubrick.