China mejora sus aviones de combate de última generación: ahora son más difíciles de localizar
Los aviones de combate chinos ahora llevarán una mejora en su camuflaje para hacerlos indetectables frente a los radares enemigos. Para conseguirlo han usado material vegetal conocido como lufa
La carrera por el dominio aéreo continúa a toda velocidad. Los países se van posicionando y a lo largo de los meses cada vez aparecen más proyectos para incrementar el poder de las fuerzas aéreas. En esta carrera participan países como Estados Unidos con su futuro F-47, Rusia con el Su-35, China con el J-36 y pronto podría unirse la UE con un futuro caza todavía no firmado en el que colaborarían Alemania, Francia y España. Ahora, en recientes noticias, hemos sabido que son los aviones de combate chinos quienes han sido actualizados en un tema clave: el camuflaje.
En la guerra aérea hay muchas cuestiones a tener en cuenta: calidad de los sistemas, comunicaciones, armamento y camuflaje. Este último nos puede parecer una cosa nimia. Cualquiera puede pensar que echando un vistazo al cielo podremos ver un avión amigo o enemigo, pero la cosa es más compleja de lo que parece. En temas de camuflaje y rastreo lo que más importa es la prevención, que los sistemas te permitan acercarte al enemigo sin ser detectado hasta que ya es demasiado tarde para él. Este es el punto fundamental.
Las partículas de una esponja que podrían cambiar el combate aéreo
Hoy día los aviones están equipados con bombas inteligentes que pueden golpear al adversario a centenas de kilómetros, por tanto las contramedidas deben ser eficaces a grandes distancias. De hecho, cada vez se desarrollan más herramientas que puedan llevar a cabo este control del cielo para que nada escape a la atenta mirada de los oficiales de guardia. Por eso mismo y para una formación que quiera atacar en relativa calma y tranquilidad es necesario que los sistemas de camuflaje sigan mejorando y aumentando. Esto significa evitar que un aparato pueda ser localizado por un radar, del tipo que sea.
En este sentido China ha logrado realizar una actualización para sus aviones de combate. Extrayendo ciertos componentes derivadas de la lufa, con la que se fabrican esponjas vegetales, se han conseguido unas partículas que colocándolas en el fuselaje externo se consigue que el 99,99 % de las ondas reboten y así se obtenga un camuflaje casi perfecto. De esta manera, un avión puede volar con mayor seguridad, acercarse al objetivo y destruirlo sin necesidad de estar en riesgo permanente de ser derribado.
La verdad es que China está invirtiendo mucho tiempo y dinero en esta clase de actualizaciones militares. Podemos pensar, si al final ocurre, que cuando la propuesta invasión de Taiwán se lleve a cabo los aviones podrán recorrer el estrecho marítimo que separa la isla del continente sin ser detectados para caer encima de las defensas taiwanesas sin haber sufrido pérdidas. Es uno de los escenarios, pero todo tendrá que verse en el futuro. Por ahora la invención parece que ha salido buena y que se extenderá entre los aparatos militares que maneja la fuerza aérea del Ejército Popular de Liberación.