Coches de madera, así quiere el Gobierno de Japón reducir el precio del automóvil
¿Podría hacer la madera que el coche eléctrico pesase la mitad? Este material podría volver a tener un papel primordial en el futuro de la tecnología automovilística.
El coche eléctrico ha sido una de las tecnologías más disruptivas en el mercado de la automoción. Sobre esta característica se está moviendo la gran mayoría de innovaciones que están, todavía, en los laboratorios. La mayoría están relacionadas con las baterías, pero lo cierto es que está creciendo el volumen de soluciones dispuestas a mejorar otros aspectos de los automóviles.
Una de las principales deficiencias de los coches que funcionan con electricidad únicamente es el elevado peso de que disponen. El alojamiento de todas las celdas ocasiona que, fácilmente, se consigan superar las 2 toneladas de peso por vehículo. En términos de consumo, aunque sea a nivel de energía, esto no es nada eficiente. ¿Cómo mejorarlo? Todo comienza en la búsqueda de nuevos materiales.
Japón es uno de los países que cuenta con un mayor compromiso en este sentido. Es por ello que dispone de una fuerte apuesta por alternativas diferentes al aluminio, acero o la fibra de carbono. El futuro de la movilidad sostenible podría estar relacionado, en adelante, con un nuevo compuesto que parte de la madera. ¿Qué son las nanofibras de celulosa procedentes de este producto natural?
Según se puede leer en el portal tecnológico Jalopnik, esta nueva tecnología está siendo desarrollada y calibrada desde hace ya una década. La combinación de una serie de sustancias es lo que ha permitido diseñar una carrocería más ligera que las formadas por metales tradicionales. Como resultado de ello, se ha podido disponer de una solución que merece la pena analizar con detalle.
Las actuales cifras de peso que nos muestran modelos como los presentes en la familia Tesla, con carrocerías de aluminio, no son sostenibles en términos de consumo. El objetivo radica en hacer que los automóviles eléctricos puedan contar con un peso parecido al que disponen las opciones de combustión interna. ¿Será posible? Quizás esta nueva configuración nos arroje luz al respecto.
Un proyecto con más de una década a sus espaldas
Echando un rápido vistazo a las múltiples mejoras introducidas en todo este tipo, se puede constatar cómo más de una veintena de organizaciones han participado de forma directa o indirecta en la creación de este nuevo material con aplicaciones potenciales en la movilidad. Cabe destacar, además, la participación de entidades como la Universidad de Kioto o el Ministerio de Medio Ambiente de Japón.
Tal y como se puede observar en la imagen, la introducción de este nuevo material no tendría por qué incidir en el diseño de los automóviles en los próximos años. Este primer prototipo ha sido denominado NCV (Nano Cellulose Vehicle) en referencia al nombre del compuesto. Entres sus múltiples cualidades, caben destacar sus ventajas relacionadas con la livianez y la rigidez.
Al parecer, según se desprende del citado artículo, es hasta 5 veces más rígido que el acero y, en cambio, pesa hasta un 80% menos que el mismo. Por ello, su aplicación en esta industria permitiría ofrecer cifras de consumo muy inferiores al mismo tiempo que se mejoraría la seguridad de los ocupantes. Aun así, no acaban aquí sus cualidades frente a otras materiales primas del sector.
Su proceso de fabricación es mucho menos costoso que los metales descritos anteriormente. Esto permite abaratar el precio de los automóviles y maquinaría semejante y, por supuesto, reducir la huella relacionada con las emisiones contaminantes. Podría decirse, por tanto, que todo son ventajas en este nuevo diseño y producción de este material.
No todo iban a ser ventajas al trabajar con este material
Al ser un derivado de la madera, la tala de árboles se entendería imprescindible para su explotación. Este es, por supuesto, su principal talón de Aquiles de cara a una potencial estandarización. Por ello, su utilización a gran escala debería ir acompañada de una continua reforestación que permitiese a este producto ser sostenible a nivel de contaminación.
Su potencial uso en el mercado no está garantizado por las trabas que hay todavía en términos de utilización. Habrá que esperar, por tanto, un tiempo para comprobar si su aplicación en la industria tiene recorrido o si, por el contrario, esta innovación está abocada al fracaso. Aun así, se mantendrá el nivel de inversiones de cara a los próximos meses.
Su principal problema radica en las dificultades existentes a la hora de reponer los efectos derivados de la industria maderera. AL fin y al cabo, cada nueva generación de árboles puede tener lugar pasada una década, algo insostenible si se apostar por esta tecnología en el corto plazo. Por ello, parece que será, al menos en el corto plazo, una alternativa un tanto difícil de implementar.