Cómo consumir menos batería en un coche eléctrico
Claves para mejorar la autonomía de tu vehículo eléctrico.

La autonomía de los vehículos eléctricos es uno de los grandes caballos de batalla con los que tiene que luchar la electromovilidad, al menos mientras se despliega una infraestructura de carga adecuada. Por ese motivo, hay potenciales compradores de vehículos eléctricos que no terminan de dar el paso hacia la movilidad libre de emisiones.
Conocer la realidad del coche eléctrico y la autonomía que ofrece cada modelo es clave a la hora de elegir el vehículo a comprar, tanto o más que la planificación en su uso diario. Tanto si eres propietario de un vehículo eléctrico como si tienes en mente adquirir uno, hoy te damos algunas claves para mejorar el consumo de un coche eléctrico y potenciar su autonomía.
- Planificación
- Climatización
- Temperatura ambiental
- Presión de los neumáticos
- Aerodinámica
- Conducción progresiva
- Modos de conducción
- Velocidad
Planificación
Parece una cuestión obvia, pero a la hora de utilizar un coche eléctrico es muy importante la planificación. Elegir la mejor ruta y las horas con menos tráfico puede marcar la diferencia en el consumo de nuestro vehículo. De forma paralela, también es importante conocer los puntos de carga accesibles para poder recargar nuestro coche eléctrico en un momento dado.
En el uso diario del vehículo eléctrico, la planificación se enfoca en otros aspectos como la optimización del uso del vehículo en el entorno urbano, ya que la ruta y los horarios de uso de nuestro vehículo suelen ser muy parecidos.
Climatización
En este aspecto, no hay diferencias con un vehículo de combustión. Uno de los elementos que más energía consume en un vehículo es el sistema de climatización. Tanto si hace frío como si hace calor, una de las mejores maneras de mejorar el consumo es adelantarte al uso del aire acondicionado o calefacción.
En caso de ser necesario, la preclimatización es clave para mejorar el consumo del vehículo y por ello muchos modelos ya incorporan esta función. Encender el aire acondicionado o la calefacción unos minutos antes de iniciar la marcha nos permitirá tener el habitáculo del vehículo a la temperatura deseada antes de arrancar y que este esfuerzo energético extra se lleve a cabo con el coche todavía en carga.

Los vehículos eléctricos son menos eficientes a baja temperatura.
Temperatura ambiental
Los vehículos eléctricos tienen un comportamiento distinto a los coches de combustión y son más sensibles a las bajas temperaturas. El rendimiento y eficiencia de las baterías en este tipo de condiciones no es tan bueno y las celdas de iones de litio se descargan antes cuando la temperatura ambiental es más baja. Una circunstancia que hay que tener en cuenta durante el invierno.
Por este motivo se recomienda que, durante la época más fría del año, los dueños de vehículos eléctricos den unos cuantos acelerones nada más arrancar. Aunque se trata de una práctica que no va en la línea con la conducción eficiente, esto permitirá calentar la batería y ayudar a que su comportamiento sea mejor durante el ciclo energético.
Presión de los neumáticos
Esta es una cuestión que afecta tanto a coches eléctricos como al resto de vehículos. Rodar con una presión de neumáticos adecuada es clave para mejorar el consumo, ya que un inflado incorrecto puede fomentar un mayor índice de rozamiento con el suelo, además de resultar peligroso. Una circunstancia que se agudiza en los vehículos eléctricos por su mayor peso, derivado del sistema de baterías.
Una incorrecta presión de los neumáticos resulta todavía más grave en los coches eléctricos. Distintos estudios señalan que un inflado insuficiente de los neumáticos en un coche eléctrico se traduce en una pérdida de entre el 3 y el 5% de la autonomía. En un vehículo eléctrico con 300 kilómetros de autonomía, esto puede traducirse en 15 kilómetros menos en cada ciclo de carga.
Aerodinámica
La eficiencia aerodinámica es otro de los puntos clave para mejorar la autonomía y el consumo de nuestro coche eléctrico. Un parámetro que no es distinto en coches de combustión, ya que cualquier elemento que altere la aerodinámica del vehículo acaba afectando a su consumo.
Por este motivo es importante que, en la medida de lo posible, la carga vaya siempre dentro del vehículo y no en bacas o portaequipajes, ya que estos elementos perjudican el coeficiente aerodinámico del coche. Circular con las ventanillas bajadas es otra práctica que también afecta a la aerodinámica y, por extensión, al consumo.

La suavidad con el acelerador es sinónimo de un menor consumo en los vehículos eléctricos.
Conducción progresiva
Este es otro aspecto fundamental para mejorar el consumo de cualquier vehículo eléctrico. Los acelerones y los frenazos son el gran enemigo de la eficiencia y de la autonomía de los coches eléctricos. Conducir de forma brusca se traduce en un uso excesivo del pedal del acelerador y también del freno, lo que en primer término afecta al consumo de energía de las baterías.
Además, también repercute en el sistema de recuperación de energía que incluyen la mayoría de los coches eléctricos. Uno de los grandes conceptos tecnológicos de este tipo de vehículo son los sistemas de recuperación de energía cuando se levanta el pie del acelerador. Si el conductor realiza una conducción brusca y tiene que recurrir al pedal del freno, el efecto de esta tecnología se pierde.
Por este motivo, lo recomendable para mejorar el consumo de un vehículo eléctrico es llevar a cabo una conducción progresiva. Evitar acelerones y rodar a una velocidad sostenida y adecuada mejora la autonomía, ya que además permite que las deceleraciones se lleven a cabo no tanto con el pedal del freno como con el propio freno motor, entrando así en juego el sistema de recuperación de energía.
Modos de conducción
Esta cuestión está ligada a la anterior. Usar el modo de conducción adecuado es una garantía de una mejor gestión energética. La mayoría de los vehículos eléctricos cuentan con un modo ECO que ayuda al conductor a aplicar una conducción eficiente. En este modo de conducción la respuesta que ofrece el motor y el acelerador no es tan inmediata, facilitando una conducción más progresiva.
Si el modo ECO se dibuja como la opción perfecta para rodar en autopistas y viajes largos, el modo B que incluyen algunos vehículos eléctricos es el idóneo para la circulación urbana por sus características. Este modo de conducción agudiza el efecto del freno motor y con levantar el pie del acelerador el vehículo casi se detiene por completo. De esta forma se maximiza la recuperación de energía, ya que el uso del pedal del freno es casi testimonial.
Velocidad
Es la última cuestión vinculada a la conducción eficiente. Para mejorar el consumo de un coche eléctrico no sólo hay que llevar a cabo una conducción progresiva con el modo de conducción idóneo, sino que también hay que rodar a una velocidad adecuada. Y esto no siempre es acorde a la velocidad máxima que indican las señales de la vía.
La autonomía de un vehículo eléctrico es muy sensible y el consumo cambia de forma radical con pequeñas variaciones de la velocidad. La diferencia entre rodar a 100 km/h o hacerlo a 120 km/h es notable, ya que en comparación consume muchísimo más en el segundo caso, siendo un factor que muchas veces no se tiene en cuenta.