El asombroso "Mapache" de Renault, un coche anfibio de 1992 que nos dejó a todos muy confundidos

Renault, en 1992, creó el Racoon, un modelo anfibio que tenía como objetivo ofrecer un comportamiento anfibio.

El asombroso "Mapache" de Renault, un coche anfibio de 1992 que nos dejó a todos muy confundidos
El Renault Racoon fue un experimento que tenía como objetivo ofrecer un servicio de transporte anfibio. Imagen: Twitter
Publicado en Motor

Renault, tradicionalmente, ha sido un fabricante diferencial en lo que se refiere a la presentación de prototipos. En la actualidad, nos encontramos ante una firma más conservadora, pero a lo largo de su historia nos ha dejado modelos de producción o simples concepts increíbles. La década de los noventa fue particularmente especial, ya que los fabricantes llevaron a cabo arriesgadas apuestas en lo que se refiere a la estética de los automóviles. Entre los múltiples modelos que se pudieron ver durante estos años, hay uno que llama particularmente la atención.

El Racoon fue un prototipo que se presentó en el año 1992. Muchas son las características diferenciales de este modelo en particular, pero lo cierto es que su capacidad anfibia es la clave de su creación. Nos encontramos ante un modelo que podía circular por diferentes tipos de terreno, así como recorrer áreas empantanadas de agua. Se sabe que no terminó en la cadena de producción, pero su apuesta es suficiente para comprender la vía libre que había en el terreno del desarrollo de vehículos por aquel entonces.

Veamos, por tanto, cuáles son algunas de las características más destacadas de este modelo en particular, por qué nos encontramos ante un vehículo un tanto singular y, por supuesto, hasta qué punto podría haber existido una alternativa viable en el mercado. Su diseño llama la atención por ser muy distinto a todo lo demás existente en la industria, pero la funcionalidad que hay detrás es el elemento más destacado para entender su existencia.

Renault Racoon, el coche anfibio que, finalmente, no se atrevieron a producir nunca

Patrick Le Quément fue el diseñador jefe de este modelo tan singular. Comenzando por la mecánica, montaba un motor V5 de 2.96 litros con doble turbocompresor, capaz de generar 258 CV de potencia. Este se encontraba acoplado a una caja de cambios manual de 6 velocidades. Su estética iba en consonancia con las posibilidades que ofrecía su tecnología, ya que estaba especialmente preparado para rendir en espacios empantanados con más de un metro de profundidad. Se trató de un ejercicio de innovación particularmente único en el seno de Renault.

El acceso al habitáculo se tuvo que ajustar a las necesidades del vehículo, por lo que se decidió apostar por una única entrada en la parte superior. El diseño condicionó la creación de esta puerta, pero el objetivo primordial era crear una opción que careciese de puertas laterales para ganar un mayor espacio y simplificar su construcción.

Entre las curiosidades que ofrecía este modelo en particular, llama la atención la disposición de una apertura de puertas por control remoto (una opción que no se planteaba para el grueso del mercado), así como navegación por satélite o la inclusión de cámaras en sustitución de los retrovisores convencionales. Se trató de un auténtico ejercicio de innovación que buscaba introducir tecnología muy alejada todavía de esta industria. ¿Quién iba a decir que, 3 décadas más tarde, aún no contamos con algunas claves de su equipamiento?

Tal y como cabría esperar, la ambición de los fabricantes, en ciertos casos, está reñida con los números de las cuentas anuales. En este caso en particular, parece evidente pensar que Renault no pensó, en ningún momento, producir unidades de este modelo en particular. Al fin y al cabo, ¿quién iba a apostar por un modelo todoterreno con una configuración tan centrada en la circulación por pistas y terrenos repletos de obstáculos?

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