¿Guerra de coches o partida de ajedrez? Así es el choque entre Europa, China y Estados Unidos por los vehículos eléctricos
Parece que la movilidad eléctrica ya es un motivo de disputa económica en este año 2025

Estados Unidos, China y la Unión Europea llevan años intentando impulsar el desarrollo de las compañías de vehículos eléctricos, apostando por el mercado nacional e intentando desincentivar la llegada de competencia a sus fronteras. La guerra, ahora, parece que va a recrudecerse, como si se tratase de una partida de ajedrez donde los oponentes deben adivinar los movimientos del rival para poder sortearlos y salir victoriosos.
La interminable partida de ajedrez de las barreras arancelarias
Desde que la administración de Donald Trump comenzó a aplicar aranceles al acero y al aluminio, el mundo vive sumido en una incertidumbre acrecentada por nuevas tarifas a los automóviles y barreras comerciales entre las principales potencias. China ya sufre los aranceles de Estados Unidos, aunque la caída de la bolsa en el país americano hizo recular al presidente y conceder una tregua de 90 días, junto con exenciones a ciertos productos chinos.
Sin embargo, esta no es la primera vez que China es atacada por otros países o instituciones. Ya en octubre de 2024, la Unión Europea impuso aranceles a los coches eléctricos del país oriental, siendo esta una medida que aún hoy en día continúa en vigor. ¿La respuesta china? Inversiones que se cancelan en países como Italia, presión sobre algunos gobiernos y demandas ante el Tribunal de Justicia de la UE, por parte de gigantes del sector del automóvil chino, como BYD, SAIC o Geely.
La partida, según la información publicada por el medio Handelsblatt, está cambiando. Europa y China ya negocian una vía para evitar medidas drásticas: establecer un precio mínimo para los coches eléctricos chinos a cambio de eliminar aranceles. Aunque aquí, una vez más, el escenario se torna gris.
Tal y como se asegura en un reciente artículo de Reuters, hasta ahora la UE solo había impuesto precios mínimos a productos simples y no a productos complejos como es un vehículo. En este caso, podrían plantearse precios base según el tipo, tamaño o gama de vehículo, dado que no tiene demasiado sentido que tengan el mismo precio mínimo un coche utilitario que un deportivo de altas prestaciones.
En caso de que China y la Unión Europea lleguen a un acuerdo, incluso las marcas europeas que producen algunos de sus vehículos en el país asiático se verían beneficiadas. Aunque todo depende del cristal con el que se mire. Por ejemplo, Alemania presiona para que se acelere la negociación, mientras que Francia, con empresas como Renault o Stellantis como abanderadas, no tienen del todo claro el acuerdo, dado que han apostado por fabricar sus coches en Europa. Este es solo uno de los últimos movimientos de una partida de ajedrez que aún continúa jugándose.