Acaban de robar un montón de bitcoin en una loca operación fraudulenta
Descubre una estafa diseñada con encuentros en hoteles de cinco estrellas, restaurantes de Teppanyaki y sobres repletos de billetes
El viaje de Kent Halliburton a Ámsterdam tenía pinta de ser uno de esos eventos que cambian el rumbo de una empresa. El cofundador y consejero delegado de Sazmining, una pequeña empresa dedicada a gestionar equipos de minería de bitcoin, había sido invitado por dos supuestos representantes de una familia pudiente de Mónaco. Con la excusa de querer adquirir varios cientos de máquinas, pusieron un contrato de unos 4 millones de dólares encima de la mesa. Y todo parecía sofisticado: encuentros en salones de lujo, relojes de alta gama y discursos de tiburón financiero. Por desgracia, el señor Halliburton desconocía que estaba ante un guion de película de grandes robos.
El sofisticado engaño a un ejecutivo de una empresa de minería de bitcoins
La historia comienza con una primera reunión en el hotel Rosewood. Allí, con una comida repleta de platos de tres cifras, los dos intermediarios, Even y Maxim, hicieron despliegue de su riqueza. Para ganarse la confianza de Kent, le pidieron que les vendiera 3.000 dólares en bitcoin allí mismo. A cambio, deslizaron un sobre con diez mil euros en billetes y le invitaron a contarlo. La trampa ya se había puesto en marcha.
Al día siguiente, Even le escribió para pedirle que aceptase una compra adicional de 400.000 dólares en bitcoin antes de cerrar el contrato principal. Claro, para más seguridad, había que hacerlo en persona. El señor Halliburton regresó a Ámsterdam y acudió a un nuevo encuentro con Maxim, esta vez en el lujoso hotel Okura, más concretamente en su exclusivo restaurante de Teppanyaki. El plan iba a las mil maravillas y solamente había que rematarlo.
Maxim le pidió que demostrara que su empresa, Sazmining, tenía realmente el capital en bitcoin. Para ello, tenía que transferir 220.000 dólares a una nueva cartera digital instalada en su iPhone. El ejecutivo descargó la app Atomic Wallet, bien valorada entre los usuarios, verificó su funcionamiento y ordenó el envío. En cuanto el dinero llegó, envió una captura de pantalla. Un minuto después recibió un mensaje con un escueto, y literal, “Thank yiu”. La estafa había sido completada.
Para su asombro, en menos de sesenta segundos, el dinero había sido desviado, troceado, enviado a múltiples direcciones y convertido, en parte, en otras criptomonedas. Estamos hablando de seis semanas de ingresos que se evaporaron en segundos. Los investigadores consultados por la víctima de la estafa, según la información publicada en Wired, creen que fue víctima de un ataque que se inició con la obtención de las claves maestras de su cartera a través de una cámara de largo alcance, mientras él configuraba el monedero en la app.
Seguramente, tanto Even como Maxim eran unos simples peones, reclutados y pagados por redes criminales organizadas que operan desde cualquier rincón del planeta. La puesta en escena, repleta de lujos, era la estrategia perfecta para romper las defensas psicológicas del señor Halliburton. Sazmining ha podido sobrevivir retrasando pagos y renegociando su deuda, pero la investigación no ha dado con los responsables. Y es irónico, porque un directivo de un sector que presume de seguridad en las transacciones ha caído por una puesta en escena de lo más humana.