Así funcionaba el F-111, un caza "fantasma" diseñado para convertirse en un gigantesco inhibidor electrónico
¿Por qué los aviones F-111 eran los más temidos para los equipos informatizados de los países? He aquí un proyecto que, finalmente, no se mantuvo en el tiempo.

Los aviones de combate han cambiado drásticamente desde el comienzo de su utilización. La industria ha crecido de forma notable debido a las múltiples inversiones que se han venido realizando en el sector. Ahora bien, ¿hasta qué punto ha habido tecnologías de esta clase con capacidad para inutilizar los medios de comunicación del enemigo? Esto es justo lo que conseguía realizar el F-111 un caza que comenzó a operar en la década de los sesenta, en mitad del periodo conocido como Guerra Fría.
Al contrario que muchos otros proyectos, este avión tenía una funcionalidad muy distinta al clásico bombardeo de áreas determinadas. Se trataba de una propuesta que servía a modo de avanzadilla para cortar las comunicaciones del enemigo. Para poder conseguir esta pérdida de la frecuencia, debía volar a muy baja altura, por lo que era apodado como el 'oso hormiguero' de la fuerza aérea estadounidense. Pese a que, finalmente, terminó siendo utilizado como un bombardero más, llevó a cabo un trabajo de investigación que supuso hasta 75 millones de dólares para Estados unidos.
Veamos, por tanto, cuáles eran las características más interesantes del caza que tenía un trabajo muy distinto al de cualquier caza convencional, por qué se trataba de un equipamiento que podría haber sido de especial relevancia dentro de las fuerzas armadas en el ámbito de la OTAN, como los tanques Leopard 2, y, por supuesto, hasta qué punto este caza fantasma podría haber tenido usos mucho más innovadores que los que, finalmente, terminó por tener en las campañas en las que participó.
F-111, un adelantado a su época con capacidad para ser un referente en la aviación
Este modelo en particular llamaba especialmente la atención por contar con una serie de interesantes novedades. Entre ellas, cabe hacer especial mención a la disposición de unas alas de geometría variable. Producido por la compañía estadounidense General Dynamics, la versión especializada en guerra electrónica EF-111A Raven terminó de ofrecer sus servicios en el año 1998. Entre las claves de la propuesta pensada para este avión está el establecimiento de velocidades máximas de Mach 1,2 a baja altitud, un hito para la época.
De esta manera, nos encontramos ante una aeronave con capacidad para circular entre las líneas enemigas sin que apenas hubiese tiempo de reacción. Cabe precisar, de hecho, que esta propuesta fue configurada originalmente para poder portar armas nucleares, algo que, afortunadamente, nunca ocurrió. De toda la serie de F-111 que existió, solo 42 unidades contenían elementos para combatir en lo que se conoce como guerra electrónica. Estas aviones estuvieron operativos hasta el año 1990.
Más conocidos como EF-111A Raven, cada uno de ellos tenía un coste próximo a los 40 millones de dólares. Al coste de producción de unos 15 millones de dólares había que añadir hasta 25 millones de dólares para incorporar el equipamiento básico de esta tirada en particular. En su conjunto, el material incorporado sumaba un total de 2.723 kilogramos, por lo que tenían unas capacidades un tanto distintas a las de los demás modelos de la misma gama.
A medida que fue pasando el tiempo, fueron incluyéndose nuevas funciones tendentes a seguir manteniendo las diferenciales que siempre habían caracterizado a este modelo en particular. Al fin y al cabo, los equipos de defensa del enemigo también fueron evolucionando, por lo que cada un número determinado de años debía revisarse la tecnología presente en cada uno de estos modelos.
De acuerdo con la información de Slash Gear, este modelo en particular fue utilizado en las operaciones especiales El Dorado Canyon sobre Libia en 1986, en la operación Just Cause sobre Panamá en 1989 y en la operación Desert Storm, tenida lugar en 1991.