Científicos del MIT crean un traje espacial con extremidades extra para ayudar a los astronautas en futuras misiones espaciales
Poder recuperarse de tropiezos espaciales no es una tarea sencilla y es por ello que la tecnología se alía con los futuros astronautas

Seguro que te has caído en más de una ocasión al suelo y, porque el terreno era resbaladizo o porque las condiciones no eran las más favorables, te ha costado volver a levantarte. Imagina, ahora, que una astronauta del programa Artemis sufre una caída durante un paseo lunar, equipada con su traje de astronauta y la mochila de soporte vital a la espalda. Dado que esta es una situación que podría suceder en las próximas décadas, un equipo de ingenieros del MIT ha querido atajar el problema antes de tiempo con una solución realmente ingeniosa.
Extremidades extra para misiones espaciales
Estamos ante el denominado Proyecto SuperLimbs. Para resumir de manera breve, los científicos involucrados en el proyecto han ideado un par de extremidades que ayudarán a los astronautas a incorporarse tras una caída. Los brazos robóticos irían incluidos en la mochila de soporte vital y serían un método realmente novedoso para reponerse de los peligros del terreno.
Está bien. Quizás tú también, como nos ha sucedido a nosotros, te preguntas cómo de comunes son las caídas en la superficie de la Luna como para que un equipo de científicos se dediquen en cuerpo y alma a buscar una solución para salir del atolladero rápidamente. Para responderte a tu duda, podemos citar un estudio publicado en la biblioteca digital IEEE Xplore, que revela que los astronautas de las misiones Apolo se cayeron, o se tropezaron, casi en 50 ocasiones.
Harry Asada, profesor de ingeniería mecánica del MIT, asegura que 'los astronautas son físicamente muy capaces, pero pueden pasarlo mal en la Luna, donde la gravedad es una sexta parte de la que tenemos en la Tierra, con la inercia permaneciendo igual'. De hecho, los trajes son uno de los motivos por los que los movimientos de los astronautas se vuelven más torpes. Harry asegura en la página web del MIT que 'queremos proporcionar una manera segura a los astronautas para levantarse si se caen'.
Este profesor y su equipo de ingenieros son los responsables del Proyecto SuperLimbs, que permitirá facilitar la labor de los astronautas en la Luna. En las primeras pruebas, estos brazos robóticos parecen haber sido de gran utilidad para ayudar a levantarse a sujetos a los que se les había colocado equipamiento restrictivo como el de los astronautas.
Una de las ventajas que señalan los responsables del proyecto es que no solo estas extremidades robóticas servirán para poder levantarse tras una caída, sino que también ayudarán a ahorrar energía para otras actividades. Y este último punto es muy importante, dado que los astronautas de las próximas misiones a la Luna no solo pisarán de nuevo el satélite, sino que serán los encargados de crear la primera base lunar, con la demanda de energía necesaria para una tarea de tal magnitud.
Erik Ballesteros, estudiante de doctorado del MIT y miembro del proyecto, ha afirmado que durante la era de las misiones Apolo, en el 80% de las ocasiones en que los astronautas se caían, se estaba realizando algún tipo de actividad física, como cavar o utilizar una herramienta. Además, Erik declara:
Las misiones Artemis realmente se centrarán en la construcción y la excavación, con lo que el riesgo de caída es mayor. Creemos que SuperLimbs puede ayudarles a recuperarse para que puedan ser más productivos y extender sus actividades extravehiculares.

Sang-Yoep, Lee Harry Asada y Erik Ballesteros en el laboratorio del MIT donde se ha desarrollado sistema de extremidades robóticas
Después de estudiar en profundidad la manera en que los voluntarios intentaban levantarse, el equipo del MIT se dio cuenta de que la secuencia de movimientos de muchos de ellos se podía repetir en un orden predecible. De hecho, aseguran que el 80% de los seres humanos nos levantamos del suelo de la misma manera.
A partir de aquí, se diseñó un software para controlar los brazos robóticos, que les enviaba las señales necesarias para repetir dicha secuencia. El resultado fue esperanzador: la mayoría de los voluntarios se levantaba con mucho menos esfuerzo con la ayuda del brazo robótico. Finalmente, Erik Ballesteros asegura:
Diseñamos estos brazos robóticos basándonos en investigación mediante IA y en la optimización del diseño, buscando diseños de manipuladores robóticos clásicos con ciertas restricciones de ingeniería. Filtramos muchos diseños y buscamos el diseño consuma la menor cantidad de energía para levantar a una persona. Esta versión de SuperLimbs es el resultado de ese proceso.