Coches voladores y mochilas propulsoras: ¿estamos cerca de ver seres humanos en el cielo?

Empresas y entusiastas impulsan una nueva generación de aeronaves, que están ya preparadas para cambiar la manera en que nos desplazamos

Coches voladores y mochilas propulsoras: ¿estamos cerca de ver seres humanos en el cielo?
Imagen de archivo del Jetson One
Publicado en Tecnología

Durante décadas, el sueño de surcar el cielo en un vehículo personal ha sido tan recurrente como difícil de lograr. Si te gusta la ciencia ficción, seguramente conocerás películas en las que aparecen mochilas propulsoras, monopatines voladores o coches que despegan desde el garaje. Sin embargo, ya bien entrados en el siglo XXI, ese futuro casi imposible parece estar más cerca que nunca. La tecnología ya existe. Lo que falta, quizás, es en último empujón y una correcta regulación.

La llegada del ser humano al cielo

Si hablamos de tecnologías que nos pueden elevar del suelo, seguramente uno de los primeros vehículos que nos viene a la cabeza son los conocidos como EVTOL, esas aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical. En esencia, hablamos de drones gigantes impulsados por baterías, algunos también por pilas de hidrógeno, que son capaces de levantar y mover a una o varias personas. Lo que empezó siendo una curiosidad tecnológica se ha convertido en una industria que atrae inversiones millonarias y promete transformar la movilidad urbana.

Existen claros ejemplos de la necesidad del ser humano de volar. Si nos vamos hacia el terreno de los inventores aficionados, podemos hablarte de personas que con una simple impresora 3D y mucha imaginación, además de una capacidad innata para idear procesos de fabricación, son capaces de desafiar los límites de la aviación. Casera, eso sí. Por ejemplo, el youtuber Hunter Kowald ha sido capaz de crear el SkySurfer, un monopatín volador que puede alcanzar los 60 kilómetros por hora y soportar hasta 225 kilos. En realidad, hablamos de un dron gigante que le ha valido su fama mundial.

Si nos acercamos hasta el lado corporativo de los vuelos ligeros, podemos encontrarnos con compañias que parecen explorar caminos más cinematográficos. Gravity Industries, por ejemplo, ha desarrollado una mochila propulsora que parece sacada de una película de superhéroes, mientras que la empresa Volonort, inspirada en la saga de Star Wars, ha diseñado una moto aérea que es capaz de llegar a los 200 kilómetros por hora. Sus demostraciones son espectaculares, aunque todavía están lejos de una adopción masiva.

Si queremos encontrar proyectos más ambiciosos, podríamos detenernos en el vehículo apodado Jetson ONE. Este es una especie de coche dron desarrollado en Polonia y cuenta con ocho rotores y una cabina para una persona. Es capaz de volar a más de 160 kilómetros por hora, con una autonomía de 20 minutos y con un precio de unos 130.000 euros, sin incluir impuestos. Una compañía estadounidense, ALEF, propone un prototipo de coche híbrido, capaz de despegar según las condiciones del terreno. ¿Su precio? El esperado es de 260.000 euros, pudiendo hacer una reserva en estos momentos.

Después, podemos hablar de empresas que fabrican taxis aéreos, como es el caso de Archer Aviation o Joby Aviation, que ya apuntan más alto y buscan transportar a varias personas al mismo tiempo. Archer Aviation tiene un modelo llamado Midnight, que promete viajes urbanos de 30 kilómetros a 240 kilómetros por hora, mientras que Joby Aviation, por su parte, ya ha completado vuelos de más de 800 kilómetros con propulsión de hidrógeno.

Entonces, ¿por qué seguimos en tierra firme? Las respuestas rápidas serían energía y regulación. Las baterías siguen siendo pesadas y limitan la autonomía, mientras que el hidrógeno ofrece más alcance, pero plantea riesgos y altos costes de producción. Y las leyes de aviación civil aún no están adaptadas a estas aeronaves. ¿El futuro? Ojalá un escenario donde moverse por el aire deje de ser fantasía y empiece a ser rutina.

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