Ni nuclear ni paneles solares, Bill Gates tiene claro cuál es el futuro de la energía
Olvida todo lo que sabes sobre la energía nuclear. Esto es completamente diferente

La escasez de recursos no es una cosa nueva. Es lo que ha definido a la humanidad desde sus comienzos. La población del planeta no ha parado de crecer en los últimos siglos. Y la tecnología tampoco nos ha dado un respiro. No es descabellado que, por tanto, las personas empleemos cada vez más energía en nuestro día a día.
Dar con una solución que nos permita obtener energía infinita sería maravilloso. Pero somos realistas. Las leyes de la física están ahí. No podemos esquivarlas como si no existieran. Por tanto, nuestra misión es triple. Tenemos que encontrar fuentes de energía duraderas. Accesibles para todo el mundo. Y todo esto, sin olvidarnos de que deben ser sostenibles. De nada nos sirve el pan hoy si vamos a tener hambre mañana.
Cada tipo de energía tiene sus fuertes y sus débiles. Las renovables son infinitas, pero no suelen ser suficientes para cubrir la demanda. La nuclear de fisión es muy potente, pero tiene su pequeño componente de riesgo y de residuos radiactivos. Por último, tenemos la energía nuclear de fusión. Hoy por hoy, una idea que sabemos que se puede materializar, pero que no hemos conseguido hacer funcionar de forma seguida. Sin embargo, Bill Gates dice tener bastante claro por dónde va a ir el futuro de la energía.
El futuro de la energía no será nuclear. Pero será nuclear
Según el fundador de Microsoft, la solución a nuestros problemas energéticos la hemos tenido desde hace décadas delante de nuestras narices. No queremos la energía nuclear porque nos han vendido que es peligrosa. Pero lo cierto es que, quitando ese componente de peligro, cumple con creces con las máximas que acabamos de comentar en el párrafo de arriba.
El magnate estadounidense asegura que el futuro son las centrales de Natrium, el proyecto en el que, obviamente, ha invertido parte de su enorme fortuna. Se trata en realidad de una central nuclear, nada nuevo por su parte. Pero antes de que cierres el navegador por sentirte engañado, déjanos que te expliquemos qué diferencias aporta respecto a las tradicionales.
Las centrales de Natrium son consideradas centrales nucleares de cuarta generación. Han sido desarrolladas por la compañía TerraPower, con la colaboración de GE Hitachi Nuclear Energy. La novedad de estas centrales es que se basan en el reactor de sodio rápido, que cuenta con las siguientes ventajas:
- Al utilizar sodio líquido para refrigerarse, pueden operar a temperaturas más bajas. Eso implica menos riesgo de fugas o explosiones, pues se reduce considerablemente la presión del reactor.
- La mejor eficiencia térmica se traduce en un mejor aprovechamiento del uranio. También en menos residuos nucleares así como menos peligrosos.
- Además, el sodio líquido no necesita moderadores de neutrones para funcionar, como sí ocurre con el agua. No se pierde energía en la moderación y se fisionan también residuos que antes eran imposibles de aprovechar.
La primera central de esta tecnología va a estar ubicada en Wyoming, y está en plena construcción. El proyecto estará completado en 5 años. Una vez puesta en marcha, producirá 500 MW y dará trabajo a 500 personas.
Una lección para otros campos
¿Y si la solución a otros problemas relacionados también los tuviéramos delante? En los últimos años, no hemos parado de buscar soluciones cada vez más complejas en el terreno de la energía.
Un ejemplo clarísimo lo tenemos en el terreno del automóvil. Queremos cambiar todos los coches por eléctricos. Pero, por desgracia, esta alternativa parece plantear nuevos problemas que no son sencillos de solucionar. En esta línea, los combustibles sintéticos tienen un planteamiento bastante parecido con lo que nos ha planteado Bill Gates con las centrales de Natrium.
A lo mejor, solo hay que pulir y optimizar lo que ya tenemos, en lugar de buscar los tres pies al gato. Cerremos con una reflexión. Si pudieras alimentar tu vehículo actual con un combustible totalmente sintético y que no emite gases tóxicos… ¿dónde estaría el problema?