¿Sueñan los androides con cortarse las venas?

¿Qué le pasa por los circuitos a un androide de la más alta tecnología para que acabe con su vida? ¿Estamos a salvo con un robot de seguridad?

¿Sueñan los androides con cortarse las venas?

La realidad siempre supera a la ficción. Quién le iba a decir al escritor de ciencia ficción Isaac Asimov que sus leyes de la robótica, publicadas en 1942 en el relato Círculo Vicioso, iban a tomarse como referencia. Peor aún, que incluso un robot iba a desafiarlas y romperlas.[cita derecha]Las Leyes de Asimov aseguran el servicio de los robots al ser humano[/cita]

Pues sí. En teoría, las máximas de Asimov se encontraban grabadas en los robots mediante "formulaciones matemáticas impresas en los senderos positrónicos del cerebro".

En ellas se establece que:

  1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley.

Asimov fue un visionario de lo que está por venir y la prueba la tenemos en otra obra, esta vez del cine, como Her. En ella, un hombre solitario se acaba enamorando de su asistente virtual. Increíble, pero cierto.

En un intervalo de 10-20 años, el 47% de los trabajos serán realizados por máquinas.

Y es que nos encontramos en una época en la que incluso está surgiendo un nuevo movimiento ludista ante lo que se nos viene encima: numerosos robots serán diseñados para sustituir a trabajadores en prácticamente cada sector laboral. De hecho, según El Confidencial casi el 50% de los trabajadores podrían ser sustituidos por máquinas.

El futuro pinta negro para el trabajador humano

Poco tenemos que hacer ante un robot, que no se cansa, no hace pausa para el café, no ha tenido un mal día ni ha discutido con su chica. El futuro pinta oscuro para el futuro del ser humano. O no tanto.

Porque en ese afán continuo de mejorar los robots humanizándolos mediante Inteligencia Artificial para que nuestras interacciones con ellos constituyan una experiencia más satisfactoria, pueden suceder cosas asombrosas.

Knightscope K5, el robot "suicida"

Como por ejemplo sucedió en Washington D.C. con el robot Knightscope K5, que dista bastante de ser un aspirador. Se trata ni más ni menos que un robot de seguridad y, desafiando a la tercera ley de Asimov, acabó con su vida lanzándose por unas escaleras y aterrizando en una fuente de agua, "falleciendo" a causa del ahogo.

Paradójicamente, todavía no existen robots para recoger cadáveres de robots, por lo que tuvo que ser extraído de la fuente por humanos. Asimismo, tampoco se libró del mal que asedia nuestra sociedad actual: aun sin ser rescatado, un compañero de la oficina ya había inmortalizado el momento y lo había subido a su cuenta de Twitter.

El Knightscope K5 es un robot de la más alta tecnología, por lo que su suicidio es aún más inexplicable

Las causas de este suceso se desconocen, pero a decir verdad, son desconcertantes. Si se tratase de un humano, podríamos especular con que le costó adaptarse a su nuevo empleo, el cual realizaba desde esa misma semana.

Pero los robots ni sufren ni padecen, así que Knightscope ha salido a la palestra para asegurar que se trata de un incidente aislado.

¿Sueñan los androides con cortarse las venas?

Así es un Knightscope K5. <a href="https://arstechnica.com" rel="nofollow" target="_BLANK">ArsTechnica</a>

Estos robots de metro y medio de altura y poco menos de 150 kilogramos empezó a copar titulares en 2014, cuando comenzaron a ser distribuidos en diferentes campus y centros comerciales de California. En 2016, llegaron a las 16 unidades, y este año, en Knightscope se las prometían muy felices con 24 robots velando por la seguridad en diversas partes del planeta.

El Knightscope K5 es un auténtico Robocop

Lo más sorprendente es que no se trata de un robot cualquiera, sino de un androide de la más alta tecnología existente. El K5 cuenta con muchísimos sensores, cámara de 360 grados, micrófonos, sensores de calidad del aire e incluso mapas térmicos. Un auténtico Robocop.

Aunque no puede arrestar sospechosos, usar la pistola táser o entrar en un edificio en llamas, puede llamar a la policía o activar sirenas. Vamos, que actúa de forma similar al del personal de seguridad (de hecho los sustituye) cuando detecta un comportamiento anómalo y/o sospechoso.

Las cámaras tienen capacidad para escanear hasta 1.500 matrículas por minuto, los micrófonos detectan disparos y su movilidad es extrema y precisa gracias al radar y la cámara. ¿El objetivo? Que reine la paz en sus dominios. Por eso sorprende tanto el suceso. ¿Cómo pudo caer por unas escaleras al agua? ¿Problemas de software?

¿Estamos protegidos con un robot de seguridad?

No es la primera vez que al Knightscope su labor se le va de las manos

Pero Knightscope no ha sido del todo honesto en su declaración como "hecho aislado". En 2016, uno de los robots situados en un centro comercial, comenzó a seguir a un niño de 16 meses en el Stanford Shopping Center.

Y este mismo año, en las afueras de una de las oficinas de Knightscope, una persona ebria golpeó a un K5 en los aparcamientos.

Guardia de seguridad es uno de esos puestos llamados a ser reemplazados de forma inminente por los robots, así como el de operario de fábrica o el de trabajador en un restaurante de comida rápida. Pero todo apunta a que, por el momento, aún tenemos unos años para que sean un verdadero riesgo... al menos, para nuestro empleo.

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