Tráfico ferroviario, una industria que también se beneficiará de las baterías del coche eléctrico
¿Qué usos puede tener una batería usada en un coche eléctrico amortizado? He aquí un buen ejemplo a través de su papel en el tráfico ferroviario.

La industria del coche eléctrico está creciendo a una gran intensidad a medida que se incrementa la oferta en el mercado. Esto está provocando que cada vez haya un mayor número de propuestas puramente eléctricas, lo que incentiva la adopción de productos sostenibles en el medio y largo plazo. Ahora bien, ¿qué consecuencias puede tener esta propuesta en el medio plazo en cuanto a la reposición de baterías? Es un debate que estará muy presente en la sociedad en el medio plazo.
Curiosamente, al fin del ciclo útil de un coche eléctrico, las baterías pueden servir para otros muchos usos. El problema actual nos lo presenta, por ejemplo, un Nissan LEAF de primera generación. Teniendo en cuenta que una unidad lanzada en el año 2010 apenas ofrecía en torno a 250 kilómetros de autonomía por ciclo de carga, ¿qué ocurre si se ha producido una degradación de baterías de hasta el 40%? Esto supondría una caída de 100 kilómetros.
Esta limitación es muy grande en relación al rendimiento original, por lo que un usuario cree haber amortizado el producto en cuestión y lo sustituirá por uno mucho más moderno. Lo que ocurre en realidad es que dichas baterías pueden tener una segunda vida en el mercado. La clave es descubrir cómo es posible incorporar este producto a otro para que siga almacenando y suministro información al uso. Para ello, hay diversas aplicaciones que surgen con el paso del tiempo.
¿Qué ocurre si el consumo de propuestas eléctricas se dispara a partir de ahora? En una década, nos podemos encontrar con una oferta de baterías de gran calado. Para aprovechar este exceso, lo cierto es que hay usos adicionales en los que se espera un gran crecimiento por parte del mercado. En este caso, el tráfico ferroviario puede tener un gran futuro con este mercado de baterías, en cierta manera, degradadas.
Veamos, por tanto, cómo la industria del transporte por ferrocarril puede verse afectada por las baterías utilizadas en la movilidad convencional, por qué puede ser una buena forma de aprovechar los beneficios de la economía circular y, sobre todo, por qué nos encontramos ante una propuesta que destaca, por otro lado, por la seguridad ante situaciones inesperadas.
Baterías de anteriores generaciones tendrán una segunda vida en el mercado
En Japón, por ejemplo, el sistema ferroviario está aprovechando conjuntos de baterías utilizados, principalmente, en el Nissan LEAF, para crear soluciones de emergencia. Esto no es más que una especie de depósitos de energía con el objetivo de combatir posibles apagones en los pasos a nivel de localidades en las que hay pasos a nivel. Gracias a este suministro de energía, es posible garantizar la cobertura del servicio de alumbrado y sonoro.
Por el momento, se están utilizando baterías de plomo-ácido, que son aquellas que poseía la variante de primera generación del compacto de Nissan. Sin embargo, también podrían ser de aplicación las soluciones más actuales, tales como las de ion litio. Este tipo de servicio permite garantizar la seguridad de peatones y otros usuarios de las vías con el objetivo de evitar atropellos y accidentes ferroviarios, los cuales, en caso de ocurrir, suelen producir graves daños materiales y personales.
Puede parecer una aplicación sencilla y útil, pero lo cierto es que se espera que este tipo de propuestas puedan tener funcionalidades mucho más completas en el futuro. ¿Imaginas que una localidad determinada pueda quedar sin suministro eléctrico por unos días debido a una avería? La inclusión de una serie de baterías de esta clase permitiría garantizar el abastecimiento durante un tiempo determinado, algo esencial ante problemas así.
Otras propuestas que están llevándose a cabo y que tendrán todavía más sentido
A lo largo de los últimos meses, ante la increíble subida de los precios del suministro energético, cada vez son más las personas que apuestan por contar con equipamientos de almacenamiento energético. Esto no es más que la inclusión de una batería capaz de guardar toda la electricidad posible en aquellos puntos en los que el precio de la electricidad es más bajo. Si este sube, el hogar en cuestión recurrirá a esta energía almacenada para atender requerimientos en el mismo.

El conjunto de baterías de un Nissan LEAF está situado bajo los asientos del vehículo. Wikipedia Commons
Algo parecido podría ocurrir en hospitales y centros sanitarios. Ante apagones inesperados, este tipo de instalaciones cuenta con baterías específicas para seguir ofreciendo un servicio ante una emergencia. La instalación de baterías podría suponer un mayor desahogo en caso de fallos graves en el suministro del tendido eléctrico por periodos de tiempo más largos. He aquí una de las hipótesis que más puede generar entusiasmo de cara a su utilización.
Habrá que esperar un tiempo para comprobar si este tipo de soluciones terminan culminando en el aprovechamiento de una gran cantidad de baterías o si, por el contrario, terminan encontrando fin a su vida útil en desguaces y centros especializados. Y tú, ¿apostarías por este tipo de ideas alternativas o crees que ya han sido amortizadas en su primer tipo de uso?