Samsung Watch8 review: del ODIO a la IA en 24 horas

Madre mía, ¿quién me iba a decir a mí que el Samsung Galaxy Watch8 me iba a dar una de cal y una de arena así de golpe? Cuando vi las primeras imágenes, os juro que mi cara fue un poema. ¡Vaya cambio de diseño, en serio! Pero como siempre, le di una oportunidad, y la verdad es que en 24 horas, mi percepción dio un giro brutal.

Lo primero que me voló la cabeza fueron las mejoras en el seguimiento de salud y deporte. No solo te monitoriza el sueño de una forma súper detallada, detectando ronquidos y oxígeno en sangre, sino que ahora tiene un sensor bioactivo que mide antioxidantes. Sí, habéis oído bien, ¡antioxidantes! Y ojo al dato, la carga vascular también, que te da una idea de tu envejecimiento. Además, la detección automática de deportes funciona de maravilla, sales a la calle y él solo sabe que estás en movimiento.

Pero lo que realmente hizo que pasara del odio a, por lo menos, una admiración bastante decente, fue el diseño y, sobre todo, la integración con Gemini. Aunque al principio el cambio de diseño me chocó, os confieso que con el uso se siente sorprendentemente cómodo y bien construido. Y lo de Gemini… ¡Es una pasada! La interacción es rápida, fluida, y te abre un abanico de posibilidades que, sinceramente, es lo que lo redime.

En resumen, aunque el Galaxy Watch8 me hizo torcer el morro al principio con su aspecto renovado, las nuevas funciones de salud y esa integración con la IA de Gemini lo convierten en un dispositivo muy, muy interesante. No es que sea el reloj perfecto, pero Samsung ha sabido darle una personalidad y unas capacidades que, al final del día, lo hacen un compañero de muñeca que merece la pena tener.

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