Este smartwatch está vivo, y si no lo cuidas, morirá

Un organismo permite que una de sus funcionalidades sea eficaz mientras cuides de él.

Este smartwatch está vivo, y si no lo cuidas, morirá
Imagen del reloj que incluye un organismo vivo al que hay que cuidar para que funcione correctamente. YouTube
Publicado en Wearables

No somos conscientes de las posibilidades que la tecnología nos brinda a diario. Sin ir más lejos, ya te hemos comentado en más de una ocasión cómo puedes hacer tu día a día más fácil con las mejores aplicaciones para ver películas y series gratis o las mejores aplicaciones para encontrar patinetes eléctricos de alquiler. En este caso, queremos mostrarte algo que pocas veces habrás visto, pero que te sonará mucho. Un reloj que si no lo cuidas, morirá. ¿Te suenan los tamagotchis?

El primer wearable con un organismo vivo en su interior es una prueba de responsabilidad tecnológica

A diferencia de una mascota, un reloj inteligente con un organismo vivo en su interior no es más que una pieza de tecnología que ha sabido utilizar el potencial de la naturaleza a su favor. En este caso, son un par de investigadores de la Universidad de Chicago los que nos presentan el smartwatch más especial de cuantos hemos visto. En una reciente publicación en la revista ACM Symposium on User Interface Software and Technology, los científicos han mostrado la manera en que se puede integrar vida dentro de la tecnología.

El dispositivo se compone de tres partes diferenciadas: el cuerpo exterior, el hardware interno y la pieza que contiene el organismo vivo. Este último es un tipo de moho, denominado científicamente como physarum polycephalum, que es capaz de transportar corriente eléctrica y que es utilizado en el wearable para hacer funcionar el sensor de ritmo cardíaco, como metáfora excelsa de la necesidad de cuidarlo o tu corazón digital también morirá. El moho está contenido en una cápsula transparente y hace las veces de cable que conecta el sensor con el reloj.

Cuando el organismo se seca o se retira del dispositivo, éste ya no permite medir la frecuencia cardíaca, aunque si este ocupa su lugar y tiene alimento, en este caso avena, y agua, la electricidad vuelve a fluir por el circuito. En las pruebas realizadas, con 5 mujeres de unos 30 años de edad, éstas llevaron consigo el reloj entre una y dos semanas, obteniendo el equipo de investigadores interesantes conclusiones:

  • Una nueva sensación de responsabilidad.
  • El desarrollo de una relación recíproca.
  • Sentir una especie de afecto por el organismo vivo.
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