Los wearables del futuro no son relojes o anillos, son algas, y te las vas a tener que comer
Un nuevo tipo de sensor podría cambiar radicalmente la medicina y ciencia del futuro.

Pensar en wearables es hacerlo en dispositivos como relojes inteligentes o pulseras cuantificadoras. Sin embargo, la investigación científica va un paso más allá de lo habitualmente damos por hecho y es capaz de presentarnos dispositivos, que no sólo pueden ser ingeridos, sino que están fabricados con alimentos de moda en famosos programas de televisión.
Algas, MasterChef y un ingenio que tiene posibilidades sorprendentes
Ha sido un grupo de científicos de la Universidad de Sussex los que han empezado a experimentar, tal y como afirman en su página web, con sensores de salud biodegradables , no sólo para controlar las constantes vitales de personas con algún tipo de dolencia, sino para poder servir como monitores de actividad física. La curiosidad de esta tecnología, además, radica en la manera en que los sensores están fabricados, ya que han utilizado materiales de sobra conocidos como sal de roca, agua y algas marinas.
A breakthrough in the development of wearable technology by Sussex Physicist, Dr Conor Boland, could help alert medics to illness before the external symptoms reveal themselves. Read the full story here https://t.co/peGcbLtsGF
— University of Sussex (@SussexUni) December 17, 2019
En su creación, junto con el conocido grafeno, enemigo número uno de los conspiranoicos de las vacunas, se ha conseguido dar con un tipo de sensor que es biodegradable, mucho más adecuado al cada vez más habitual respeto por el medio ambiente. Si creías que era raro conocer que un sensor puede estar compuesto de algas, mucho más raro te resultará que se enmarca en un nuevo tipo de tecnología, que es la que se puede consumir. Ésta se ha denominado como 'electrónica comestible'.
Además, no solo es respetuoso con el medio ambiente, sino que parece que la investigación señala que este tipo de sensores ofrecen un rendimiento superior al de los dispositivos actuales, fabricados en hidrogeles y nanomateriales. Son más sensibles a los cambios y más precisos, algo fundamental si se trata de monitorizar las constantes vitales y la actividad física de una persona. El doctor Conor Boland, autor principal del estudio, asegura que:
Mi inspiré por primera vez en el uso de las algas marinas viendo MasterChef durante el confinamiento. Las algas, cuando se utilizan para espesar postres, les dan una estructura suave y activa. Me hizo pensar: '¿y si pudiésemos hacerlo con tecnología sensible? Uno de los aspectos más emocionantes de este desarrollo es que tenemos un sensor que es tanto completamente biodegradable como altamente efectivo. Como padre reciente, veo que es mi responsabilidad asegurar que mi investigación permite la realización de un mundo más limpio para todos nuestros hijos.