7 fenómenos meteorológicos extremos

Los impactos del calentamiento global son cada vez más evidentes en nuestra vida cotidiana: olas de calor, huracanes, inundaciones, incendios forestales... Estos fenómenos meteorológicos extremos siempre han existido, pero el cambio climático los hace más frecuentes y amenazantes. Los riesgos meteorológicos siempre han sido parte de nuestra vida diaria. Así, en 1947, una ola de calor excepcional golpeó a Europa, registrando temperaturas superiores a los 40°C en regiones del norte de Europa. También se sospecha que una sequía histórica contribuyó a la caída del imperio asirio hace más de 2.700 años. Sin embargo, estos fenómenos, que antes eran poco comunes, ahora se ven agravados por el cambio climático y podrían convertirse en la nueva normalidad en el futuro; un planeta más cálido que cada vez genera más desastres.

Precipitaciones récord

En julio de 2021, Alemania, los Países Bajos y Bélgica sufrieron lluvias torrenciales y devastadoras inundaciones, con cientos de muertes. Estos eventos, inusuales en pleno verano, son ahora de 1,2 a 9 veces más probables debido al calentamiento global. Así, el aumento de la temperatura atmosférica retiene más agua, lo que puede llevar a un aumento de hasta 14 veces en las DANA (gota fría) en Europa a finales de siglo, según estudios científicos.

Las lluvias extremas pueden desencadenar inundaciones devastadoras, causando pérdidas humanas y materiales significativas, colapsando infraestructuras y provocando desplazamientos masivos de personas.

Ciclones más destructivos y más habituales

En 2020, se registraron 29 tormentas tropicales en el Atlántico, estableciendo un récord. Aunque el calentamiento global no indica un aumento en la frecuencia de los huracanes, sí se espera que sean más intensos, con vientos más fuertes y mayor precipitación. Según un estudio japonés, los huracanes también podrían penetrar más tierra adentro y permanecer en un lugar por más tiempo debido al calentamiento y la retención de humedad en océanos más cálidos. Esto plantea preocupaciones sobre la desaceleración del movimiento de los huracanes en áreas densamente pobladas como Japón y la costa este de los Estados Unidos. Igualmente, plantea muchas incógnitas con respecto a los tornados de fuego y reventones térmicos.

Los ciclones tropicales son fenómenos meteorológicos destructivos, con vientos violentos y lluvias torrenciales. Son capaces de causar devastación en áreas costeras, generando inundaciones, deslizamientos de tierra y destrucción de viviendas.

Olas de calor más intensas y frecuentes

En junio de 2021, Canadá experimentó una ola de calor sin precedentes con temperaturas que superaron los 45 °C, mucho más altas que las normales para esa época del año. Los científicos confirman que esta ola de calor fue provocada por el cambio climático. Además, no son pocos los estudios que indican que las olas de calor intenso serán de dos a siete veces más probables en las próximas décadas si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan al mismo ritmo. Además, se ha observado un aumento en la duración de las olas de calor en regiones como el Mediterráneo.

Las altas temperaturas y la sequía afectan negativamente a los animales, provocando escasez de agua y alimento, enfermedades y desplazamiento de especies hacia zonas más adecuadas para su supervivencia.

Rayos con más frecuencia e intensidad

De acuerdo a cálculos de la Universidad de Berkeley en Estados Unidos, se espera que la frecuencia de los rayos aumente en un 12% por cada grado Celsius de calentamiento global, y aproximadamente un 50% durante este siglo en Estados Unidos. Este fenómeno se debe al aumento del vapor de agua en la atmósfera, que alimenta el movimiento de corrientes de aire caliente y provoca una mayor actividad eléctrica. Otros estudios sugieren que la frecuencia de los rayos podría duplicarse en el Ártico para finales de siglo.

Estos cambios tienen consecuencias significativas, ya que los rayos representan un peligro para los humanos y animales, y también causan daños importantes en los bosques. Asimismo, es probable que los rayos desencadenen incendios forestales devastadores. Según un estudio del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, un solo rayo puede dañar alrededor de 23,6 árboles y destruir aproximadamente 5,5 árboles por año en las regiones tropicales.

El cambio climático intensifica la frecuencia y la intensidad de los rayos. El aumento de vapor de agua en la atmósfera alimenta las corrientes de aire caliente, generando más relámpagos y aumentando el riesgo de incendios forestales y daños a la vida y las estructuras.

Inundaciones en las zonas de costa

El calentamiento global provoca un derretimiento acelerado de las capas de hielo y la expansión térmica del agua del océano, lo cual resulta en un aumento del nivel del mar. Este fenómeno amenaza a las ciudades costeras. Según estudios, un aumento de 5 a 10 centímetros en el nivel del mar duplicaría la frecuencia de inundaciones en los trópicos entre 2030 y 2050. Además, el aumento del nivel del mar intensifica las inundaciones causadas por mareas y tormentas, ya que el agua parte de un nivel más alto.

Investigaciones también indican que las inundaciones que venían ocurriendo cada 100 años podrían ocurrir anualmente en algunas costas de Estados Unidos debido a las tormentas tropicales. Las ciudades costeras también se enfrentan a la erosión costera, ya que el avance del océano debilita las rocas y arrastra la arena, aumentando el riesgo de deslizamientos de tierra.

Las inundaciones costeras amenazan a las comunidades ribereñas con la subida del nivel del mar, aumentando el riesgo de daños catastróficos y la pérdida de vidas.

Incendios forestales devastadores

En 2019, se registraron incendios forestales en todo el mundo que afectaron enormemente a los bosques, abarcando una superficie equivalente a seis veces el tamaño de España. Este fenómeno se extendió por regiones como Australia, Siberia, Europa, Estados Unidos, Indonesia y la Amazonia. Según un estudio publicado en 2020, el calentamiento global aumenta significativamente el riesgo de incendios forestales debido a condiciones adversas como altas temperaturas, baja humedad, escasa precipitación y vientos fuertes.

Se estima que la duración de la temporada de incendios se ha prolongado en un 20%, lo que resulta en un aumento de áreas quemadas. Según los estudios, se espera que el área de tierra quemada aumente entre un 33% y un 62% para el año 2050 debido a la señal antropogénica del cambio climático. Este fenómeno genera un ciclo pernicioso, ya que en 2019 los incendios forestales emitieron aproximadamente 6.375 megatoneladas de CO2, lo que representa aproximadamente el 20% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del año. A su vez, el CO2 contribuye al calentamiento global, intensificando aún más este problema.

Los incendios forestales arrasan extensas áreas naturales, destruyendo hábitats, liberando enormes cantidades de CO2 y poniendo en peligro vidas humanas y animales.

Frío cada vez más extremo

Aunque pueda parecer contradictorio, el calentamiento global también puede aumentar la probabilidad de episodios de frío extremo. Los investigadores han encontrado que los brotes recientes de aire frío observados en América del Norte y el este de Asia están relacionados con el calentamiento global, específicamente con cambios en la estratosfera y el retroceso del hielo en los mares del norte. Estos fenómenos perturban el vórtice polar, lo que provoca que el aire frío se desplace hacia zonas más al sur. Igualmente, los polos se están calentando más rápidamente que el ecuador, lo que reduce la diferencia de temperatura entre estas regiones y debilita las corrientes atmosféricas. Esto permite el paso de más masas de aire frío desde las regiones polares, lo que puede dar lugar a episodios de frío extremo en ciertas áreas.

Las olas de frío extremo traen consigo temperaturas glaciales y condiciones peligrosas. Pueden causar congelación, interrupciones en los servicios básicos y representan riesgos para la salud y la seguridad de las personas.