Alemania ha probado una nueva planta solar y ha salido demasiado bien: podría reducir la contaminación casi un 100 %

En Alemania, un equipo de investigadores prueba una innovadora planta depuradora de agua que funciona solo con energía solar. Su objetivo es llevar agua potable a zonas de desastre sin electricidad, un avance de gran relevancia

Alemania ha probado una nueva planta solar y ha salido demasiado bien: podría reducir la contaminación casi un 100 %
Los investigadores desplegaron el sistema de tratamiento de aguas residuales en Lollar (Ulrike Kammler)
Publicado en Ciencia

Una planta depuradora experimental en Alemania está logrando ya unos resultados asombrosos en la purificación de aguas residuales. Este sistema, todavía en fase de pruebas, consigue una reducción del 90 % en la demanda química de oxígeno, un indicador clave para medir la contaminación. De hecho, el agua tratada ya cumple las exigentes normativas alemanas, lo que demuestra el enorme potencial de una tecnología pensada para operar donde más se necesita: en zonas de catástrofe. Este tipo de avances se suma a otros desarrollos cruciales para la sostenibilidad, como la reciente invención de un plástico casi indestructible y totalmente reciclable.

En esencia, se trata de una planta compacta de tratamiento diseñada para funcionar de forma autónoma, sin depender de ninguna red eléctrica. Su única fuente de energía es el sol, lo que la convierte en una solución ideal para escenarios humanitarios complejos, como áreas devastadas por un desastre natural donde las infraestructuras básicas han desaparecido por completo. Esta capacidad de respuesta es crucial en un contexto donde la ciencia también busca soluciones para otros desastres, como los incendios forestales cada vez más virulentos.

El reto de optimizar el tiempo y los recursos

Bajo el nombre de EnsAK, este proyecto de dos años cuenta con una planta piloto en Lollar (Alemania) que lleva en funcionamiento desde el pasado septiembre. La iniciativa ha recibido una financiación de 242.500 euros para demostrar su viabilidad sobre el terreno, tal y como han publicado en Interesting Engineering, y perfeccionar su rendimiento antes de un posible despliegue a gran escala.

Para lograr esta depuración, el sistema se basa en la combinación de un reactor y unos cubos de espuma flotantes. Sobre la superficie de estos cubos, una legión de microorganismos crea biopelículas, formando un verdadero ejército microscópico que se encarga de descomponer los contaminantes a medida que el agua fluye por el circuito.

A pesar de estos buenos resultados, el equipo de investigación alemán busca ir más allá. Su objetivo ahora es reducir el tiempo de tratamiento por ciclo, que actualmente se sitúa en dieciséis horas, con la meta de rebajarlo hasta aproximadamente diez. Asimismo, trabajan para disminuir la cantidad de cubos de espuma necesarios, optimizando los recursos. Con este fin, la planta piloto operará durante un año completo para evaluar su resistencia y comportamiento ante las distintas temperaturas estacionales.

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