Científicos extraen ADN de un ladrillo de arcilla de hace 2.900 años y encuentran un tesoro genético oculto
La preservación del material vital de algunas especies de la época es un hallazgo de gran relevancia para la comunidad científica.

Conocer el pasado de nuestro planeta y de las especies que habitan o han habitado en él es fundamental para evolucionar y mejorar errores cometidos anteriormente. Gracias a la investigación reciente de un grupo de científicos de la Universidad de Oxford, podemos conocer no sólo cómo eran las plantas en una región del planeta hace 3.000 años, sino que también permitirá adentrarse en el análisis de los materiales más antiguos para descifrar enigmas del pasado, como podría ser la famosa maldición de Tutankamón y algunas de las pandemias más mortales de la historia.
Ladrillos, asirios y claves sobre la flora asiria de hace casi 3.000 años
Extraer ADN de un material, hoy en día, no es un hecho que represente la cúspide de la ciencia practicada por nuestra especie, pero sí lo es si hablamos de extraer material genético que ha sido preservado, como si de una cápsula de tiempo se tratase, en el interior de un ladrillo de arcilla, que se ha estimado que podría tener alrededor de 2.900 años.
El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, nos habla de un ladrillo que se encontraba a buen recaudo en el Museo Nacional de Dinamarca y que procedía originalmente del palacio del rey asirio Ashurnasirpal II, por lo que se ha podido datar entre los años 879 a.C. y 869 a.C.
WildCRU #research fellow Dr Sophie Lund Rasmussen was part of a team that recently extracted ancient #DNA from a 2,900 year old clay brick - revealing an amazing time capsule of #plant life from between 879 and 869 BCE. https://t.co/v9HR5dK9Wi pic.twitter.com/8GQxpMFcn2
— WildCRU, Oxford (@WildCRU_Ox) August 22, 2023
En el año 2020, mientras se llevaba a cabo un proyecto de digitalización en el museo, un grupo de investigadores consiguió hacerse con material procedente del interior del ladrillo y realizar una extracción de ADN, adaptando la técnica que permite extraer material genético del interior de huesos. Gracias a que el interior se había preservado durante miles de años, esta era una espectacular oportunidad de adentrarse en el pasado.
Después de secuenciar el ADN extraído, el equipo de investigadores consiguió identificar hasta 34 grupos de plantas, entre las cuáles las más abundantes resultaron ser las pertenecientes a la familia de las Brassicaceae, con la col como uno de sus máximos exponentes, y las Ericaceae, en las que se incluye el brezo. Además, también se encontraron restos de las familias Betulaceae, al que pertenecen los abedules, Lauraceae, donde se encontraría el laurel, Selineae y Triticeae.
Según la opinión de los expertos que han participado en la investigación, que van desde asiriólogos, arqueólogos y biólogos hasta genetistas, se cree que el ladrillo pudo haber sido fabricado a partir de barro procedente del río Tigris y que habrían sido mezclado con otros materiales. Uno de los puntos claves para poder recuperar el ADN de tantos grupos de plantas es que el ladrillo habría sido secado al sol en lugar de haber sido quemado, lo que facilita la posterior recuperación de material genético.
Este descubrimiento no es sólo importante desde el punto de vista de la genética, sino también como herramienta para aplicar en yacimientos arqueológicos en los que la arcilla esté presente. La doctora Sophie Lund Rasmussen, perteneciente al Departamento de Biología de la Universidad de Oxford, afirma que:
Estamos absolutamente entusiasmados por el descubrimiento de que ADN antiguo, protegido efectivamente de la contaminación en el interior de una masa de arcilla, puede ser extraído de manera satisfactoria de un viejo ladrillo de 2.900 años de antigüedad. Este proyecto de investigación es un ejemplo perfecto de la importancia de la colaboración interdisciplinaria en la ciencia, ya que la pericia diversa incluida en este estudio proporciona un acercamiento holístico a la investigación de este material y los resultados obtenidos.