Científicos revelan cuánto se enfriaría el planeta si replantamos todos los árboles perdidos. La respuesta no es tan sencilla

Un nuevo estudio muestra que recuperar todos los bosques perdidos podría enfriar la Tierra, pero, quizás, esta medida por sí sola no es suficiente

Científicos revelan cuánto se enfriaría el planeta si replantamos todos los árboles perdidos. La respuesta no es tan sencilla
Añadir más zonas forestales al planeta podría ayudar a combatir el cambio climático
Publicado en Ciencia

Replantar árboles es algo más que un gesto simbólico, ya que puede tener un efecto medible y sorprendente sobre el calentamiento global. Un nuevo estudio, liderado y publicado por la Universidad de California Riverside, calcula que restaurar los bosques a su extensión preindustrial reduciría la temperatura media global en 0,34 grados centígrados. Estamos hablando de alrededor de unos 12 millones de kilómetros cuadrados o, lo que es lo mismo, replantar un área más de una vez y media el tamaño de Estados Unidos.

Reforestar ayuda al clima, pero no basta: el planeta necesita mucho más que árboles

Mitigar los efectos del calentamiento global a través de la replantación de árboles puede ser una estrategia a tener en cuenta en el futuro cercano. Y es que este hallazgo parece que mejora las estimaciones anteriores, ya que tiene en cuenta no solo la capacidad de los árboles para absorber dióxido de carbono, sino también su influencia química sobre la atmósfera. Espera, ¿cómo que influencia química?

Sí. Se sabe que los árboles emiten compuestos conocidos como BVOC, es decir, compuestos orgánicos volátiles biogénicos, que reaccionan con otros gases y dan lugar a partículas que reflejan la luz solar y fomentan la formación de nubes. Ese cóctel, según los investigadores del estudio publicado en la revista científica Communications Earth & Environment, amplifica el efecto de enfriamiento, aunque muchos modelos climáticos actuales no lo tienen en cuenta.

Bob Allen, científico climático y autor principal del estudio, ha asegurado que “la reforestación no es una solución milagrosa. Es una estrategia poderosa, pero debe ir acompañada de importantes reducciones de emisiones". Y es que ni tan siquiera un escenario tan ambicioso como devolver al planeta todos los árboles perdidos desde el siglo XIX sería suficiente para revertir la crisis climática si se sigue quemando carbón, gas y petróleo al ritmo actual.

En primer lugar, existen muchas de las zonas, donde crecieron esos bosques, que ahora están ocupadas por cultivos, viviendas o infraestructuras. En segundo lugar, el estudio pone el foco en los trópicos como la mejor oportunidad de acción: allí, los árboles son más eficientes almacenando dióxido de carbono, emiten más BVOC y su follaje oscuro genera menos efecto de calentamiento que en zonas más frías, donde puede absorber demasiada radiación solar.

En esas regiones tropicales, como se ha observado en países como Ruanda, incluso esfuerzos locales de restauración pueden tener impactos regionales positivos, tanto en temperatura como en calidad del aire. Sin embargo, los beneficios no son universales. En algunos lugares, el aumento de BVOC también puede empeorar ciertos indicadores de contaminación, como las partículas finas. El equilibrio entre ventajas y efectos colaterales varía según la región y el tipo de vegetación.

Pese a lo ambicioso de la propuesta, ya que implica revertir siglos de deforestación y poner en jaque a sectores como la agricultura intensiva, el mensaje del equipo es optimista: no se trata de hacerlo todo a la vez, sino de entender que cada árbol cuenta. Antony Thomas, coautor del estudio, afirma que “el cambio climático es real y cada paso hacia la restauración, sin importar la escala, ayuda”. Plantemos árboles, pero también dejemos de quemar nuestro futuro.

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