La contaminación puede aumentar el riesgo de que sufras un ictus
Una reciente investigación ha demostrado que la exposición a la contaminación puede aumentar la tasa de ictus, de forma mucho más rápida de lo que esperábamos.

Sabemos que la contaminación es perjudicial para nuestra salud, pero todavía existen muchas incógnitas acerca de los daños que esta puede provocarnos. Los científicos siguen investigando, y gracias a ellos podemos descubrir hechos tan sorprendentes como que la contaminación es capaz de afectar a nuestra salud mental.
Su efecto sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio son algunos de los más conocidos, pero aun así, existen estructuras que pueden ser muy vulnerables, y sobre las que tenemos menos información. A continuación, hablaremos de un reciente estudio que ha demostrado una de esas consecuencias menos conocidas.
Afectando a las vías de tu cerebro
La investigación, que ha sido publicada en la revista Environmental Research, fue realizada por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal). Según los datos que han obtenido, la exposición al carbón negro, que surge de la combustión, podría aumentar el riesgo de sufrir un ictus hasta en un 20%. Estos hechos, además, tendrían lugar a corto plazo.
Un grave daño en el cerebro, que ocurre más rápido de lo que creíamos
Para entender lo descubierto por los científicos deberíamos comenzar por entender qué es un ictus. Como podemos leer en MedlinePlus, se trata de una alteración que afecta al flujo sanguíneo que llega hasta el cerebro. Existen dos tipos diferentes, el hemorrágico, en el que se produce un sangrado interno, y el isquémico, en el que una obstrucción impide el paso de la sangre y que es precisamente el tipo de ictus del que hoy hablamos.
Como apuntan desde El País, los responsables del trabajo ya sabían que la contaminación podía aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, pero nadie había demostrado que esto fuera capaz de producirse a tan corto plazo.
Como explicaba Jaume Roquer, líder del estudio y responsable del servicio de Neurología del Hospital del Mar:
Relacionamos el contaminante del carbón negro, provocado especialmente por la combustión de motores diésel, con un efecto claro en el desarrollo del ictus aterotrombótico, que supone el 30% de los ictus isquémicos que se producen.
Los científicos analizaron un total de 2.742 casos, que pertenecían a pacientes que habían sido ingresados en el hospital de Mar con un ictus, entre los años 2004 y 2015. Para llegar a estas conclusiones, centraron su atención en dos partículas concretas, el carbón negro y las partículas finas.
Existía un verdadero causante, y era el carbón negro
Durante las fechas estudiadas, los niveles tanto de carbón como de partículas finas habían sido bastante altos, pero no se superaban las directrices establecidas por la Organización Mundial de la Salud. Aún así, se percataron de que la verdadera relación se encontraba entre los ictus y el carbón negro, también conocido como hollín.
Las pequeñas partículas de ese contaminante entran a nuestro organismo a través de las vías respiratorias y comienzan a provocar respuestas de inflamación. Cuando estas ocurren en nuestro cerebro pueden dar lugar al ictus, pero lo realmente impresionante es la rapidez de este proceso, que dura entre 24 y 72 horas.
Los responsables de la investigación han hecho un llamamiento, que debe llegar a las autoridades, pero también a los médicos, ya que los daños de esta contaminación actúan mucho más rápido de lo que los científicos podían haber imaginado.
Como puedes ver, por mucho que parezca que sepamos, seguimos descubriendo nuevos hechos gracias al trabajo de miles de científicos en todo el mundo. Sin embargo, sí que existe algo totalmente seguro, y es que deben seguir tomándose medidas para reducir la contaminación, sea del tipo que sea, en nuestros pueblos y ciudades.