De Madrid a París en media hora: el avión supersónico de la NASA va a dar mucho que hablar en 2023
Lockheed Martin y la NASA están colaborando para crear el nuevo Concorde. Eso sí, incluirá soluciones nuevas, tales como un impacto sonoro mucho más desapercibido.

La NASA, además de destacar en el ámbito de la ingeniería aeroespacial, lleva a cabo toda una serie de programas de investigación ajenos a este sector. Uno de los más reconocidos es el desarrollo, junto a la compañía Lockheed Martin, de un avión supersónico que podría sustituir, en un futuro, al Concorde. El objetivo de este proyecto radica, básicamente, en hacer viable una propuesta parecida a la que surcó los cielos por última vez hace ya 20 años. La clave para poder conseguir el retorno de un avión de esta clase radica en el sonido.
El mítico Concorde tenía un problema diferencial en relación al resto de aeronaves de pasajeros. Desprendía un sonido que podía ser escuchado a decenas de kilómetros y esto, entre otros motivos, determinó que su periplo en la industria había acabado. Ahora, tras conocer cuál fue uno de los motivos por los que la aviación supersónica no triunfó, ambas compañías están trabajando en el proyecto X-59, un avión que tiene como objetivo reducir las emisiones acústicas hasta los 75 decibelios. Es un auténtico desafío que puede cambiar las reglas de un sector en el que podría compartir espacio con el Overture.
Veamos, por tanto, cuáles son las características más destacadas del proyecto conjunto entre la NASA y Lockheed Martin, por qué se trata de una tecnología experimental que puede cambiar a aviación para siempre y hasta qué punto podría recorrerse una distancia entre Madrid y París en tan solo media hora. Se trata, sin duda alguna, de una obra de ingeniería en la que hay involucrados ya miles de millones de dólares, de acuerdo con la información de Wikipedia.
El avión supersónico de la NASA y Lockheed Martin ya está siendo probado
2023 se antoja como un año de especial interés para este proyecto en particular. A lo largo de los próximos meses se desarrollará toda una serie de pruebas de vuelo para medir, sobre todo, el impacto del sonido sobre las poblaciones próximas. La principal premisa del proyecto es lograr que los decibelios que emite esta tecnología no sean desproporcionados, por lo que se llevará a cabo un análisis que incluirá, por supuesto, la percepción de los propios habitantes de las áreas afectadas a su paso.
Hace tan solo unas semanas, la NASA compartió la instalación del bloque motor, denominado F414-GE-100, en el avión con capacidad supersónica, el cual servirá como base de operaciones. El motor en cuestión cuenta con 4 metros de largo y dispone de 10.000 kilogramos de energía de propulsión. Aun así, ha sido modificado para reducir el sonido que se emite cuando se supera la velocidad que actúa como barrera del sonido. A tal nivel de empuje, el ruido que se desprende del motor es muy notable, por lo que puede superar claramente los 100 decibelios.
El trabajo más destacado, no obstante, se ha llevado a cabo en la carrocería de la aeronave. Al contrario que en diseños convencionales, se han llevado a cabo importantes movimientos que han tenido como objetivo pulir todavía más las líneas para poder disfrutar de un mejor coeficiente aerodinámico. De esta manera, se consigue un resultado mucho más favorable, ya que el motor no requerirá rendir a una mayor potencia con tal de mantener una velocidad determinada. Se trata, por tanto, de una tecnología que está siendo tratada al más mínimo detalle por la NASA y Lockheed Martin.
Las ondas de choque, al mismo tiempo, que se generan, tienen parte de culpa en la generación del estruendo que causa a su paso. Se espera que las pruebas combinadas del motor de nueva factura y el casco de la aeronave, puedan contribuir para hacer de la aviación un medio de transporte más eficiente, seguro y con un menor volumen de contaminación.
