¿De qué color es un oso polar? Seguramente dirías que blanco, pero la ciencia no lo tiene tan claro
¿De verdad creías que los osos eran blancos? He aquí el dilema que nos presenta la ciencia.

La naturaleza es sabia y, gracias a ella, los animales y plantas han podido adaptarse durante miles y miles de años a sus correspondientes entornos. Solo aquellas especies que han sabido sobrevivir en los ecosistemas son los que a día de hoy siguen teniendo presencia en los mismos. Cada uno de ellos se apoya en alguna cualidad diferencial para poder sacar una ventaja frente a sus depredadores y, por supuesto, víctimas. En el caso de los osos polares, ¿podría decirse que su seña diferencial es su propia tonalidad blanca?
Al contrario de lo que siempre se ha podido pensar, la piel de esta especie de mamífero no es blanca. De hecho, se trata de un animal cuya tonalidad de piel es, más bien, oscura. Entonces, ¿cómo es que hay una gran diferencial con el color del pelaje? La clave está en la sensación lumínica que nos da al ver este animal. Atendiendo al análisis de cada uno de los pelos, se puede observar cómo, ni siquiera estos, son blancos. Es una apreciación que les ha servido, a lo largo de la historia, para ser un referente en camuflaje.
Veamos, por tanto, cuáles son las claves que hay detrás del color que posee este animal, por qué hay una gran confusión científica al respecto sobre la verdadera tonalidad que presenta cada uno de los ejemplares y, por supuesto, hasta qué punto nos encontramos ante uno de los aspectos más fascinantes del oso polar. ¿Quién iba a decir que habría tanto contraste entre el interior y el exterior y, además, cómo es posible de que experimenten, incluso, tonos verdosos?
Por qué el oso polar, en realidad, no es tan blanco como cabría pensarse
La piel del oso polar es transparente y hueca. Cuando la luz golpea el pelaje exterior, parte de ella se absorbe mientras que el resto se dispersa. Esto provoca un efecto muy disperso, lo cual nos permite ver a este animal con toda una serie de tonalidades distintas. De hecho, es posible distinguir, dependiendo de una serie de variables, tonos amarillos, grises, naranjas, e incluso, verdes. La luz, al rebotar sobre el cuerpo se bifurca, pudiendo dar con múltiples resultados.
El mejor ejemplo de ello es ver qué ocurre en un día soleado y en uno nublado. Si los rayos solares no llegan a impactar contra el cuerpo, es posible que el oso polar presente un color mucho más grisáceo que de costumbre. Es una apreciación que, de acuerdo con la información de Business Insider ha sido objeto de estudio en múltiples ocasiones. Ahora bien, ¿en qué casos puede haber lugar a tonos verdosos? El desarrollo de algas tiene lugar en aquellos ejemplares nacidos y criados en cautividad.
La ausencia de temperaturas gélidas provoca que no haya superficies gélidas, por lo que el crecimiento de este tipo de flora es algo común en los ecosistemas. En ocasiones, este desarrollo puede tener lugar en el propio tejido de los osos polares, dando lugar a estas curiosas tonalidades presentes en la piel. Y, finalmente, ¿a qué se debe la presencia de tonos oscuros en la piel? Sí, también hay una explicación que permitiría a esta especie a tener presencia entre la lista de los animales mitológicos raros en la Tierra. Al parecer, los colores oscuros son capaces de atraer más el calor que los claros. ¿Has probado a comprobar cuál es la temperatura en verano entre un coche blanco y uno oscuro? Las diferencias son notables y este efecto tiene lugar también en el reino animal.
Así pues, todo parece indicar que la evolución es lo que ha permitido a esta especie ser un referente en los diferentes ecosistemas en los que convive. ¿Quién iba a decir que estaríamos ante una especie que ha desarrollado esta peculiar forma de adaptarse al medio?