El problema de las tierras raras podría resolverse: la clave podría estar en los imanes y no de la forma que piensas
Frente a la contaminación de métodos tradicionales, la nueva técnica reduce costes y emisiones

Las montañas de viejos móviles, ordenadores estropeados y cacharros electrónicos que acumulamos cada año no son solo basura, sino que también pueden ser auténticas minas inexploradas. Dentro de estos dispositivos se guardan tesoros cada vez más codiciados, que suelen conocerse como tierras raras y que se utilizan para crear imanes, turbinas eólicas, coches eléctricos o dispositivos electrónicos. ¿El problema? Recuperarlas de manera eficiente y limpia ha sido, hasta ahora, un desafío tan complejo como contaminante.
Una técnica con imanes revoluciona el reciclaje de tierras raras
Recientemente, gracias al artículo publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, hemos conocido cómo un equipo de investigadores de la Universidad de Rice, en Estados Unidos, ha presentado una solución que podría cambiar las reglas de este juego. Su método permite separar y recuperar tierras raras de imanes en desuso con una eficiencia del 90 por ciento, consumiendo mucha menos energía y evitando el uso intensivo de ácidos y disolventes.
Si quieres conocer cuál es la clave, te presentamos la técnica calentamiento por Joule instantáneo. Esta consiste en someter a los imanes triturados a corrientes eléctricas que los calientan en segundos a miles de grados, dentro de una cámara de vidrio cargada con gas cloro. En esas condiciones, los elementos no deseados, como el hierro, reaccionan con el cloro y se transforman en cloruros, que se volatilizan y se depositan en las paredes de la cámara. ¿El resultado? Las tierras raras quedan aisladas, en forma de óxidos u oxicloruros, listas para ser recogidas.
Estamos hablando de un procedimiento que no solo es rápido y eficaz, sino que también es selectivo. La recuperación que se obtiene es denominada de alta pureza y permite volver a imantar los residuos obtenidos para darles una segunda vida. Esta alternativa reduce el consumo energético en un 87 %, las emisiones en un 84 % y los costes operativos en más de la mitad, según la evaluación de ciclo de vida realizada por los autores del estudio, en declaraciones recogidas en Ars Technica.
Solo en el año 2022, se generaron 66,2 millones de toneladas de residuos electrónicos en todo el mundo. Y mientras la minería de tierras raras parece asociada a un alto impacto ambiental y enormes costes económicos, la concentración de estos elementos en los basureros de productos electrónicos es mucho mayor que en los yacimientos naturales. ¿Podrían ser la solución al problema?